Su fundador, Adam Smith (La riqueza de las naciones, 1776), describe cómo el mercado y su «mano invisible» resuelven las cuestiones básicas de toda economía. La «mano invisible» era una forma de describir el «milagroso» funcionamiento de los mercados. Su funcionamiento es sencillo: si hay muchas personas que demandan un determinado producto, aumentan sus ventas y quizá también su precio. Las empresas, al observar que aumentan las ventas y los precios, tratan de aprovechar esa oportunidad produciendo más de este producto. No hace falta ninguna comunicación directa entre consumidores y empresas; los precios y las ventas actúan como señales que dirigen el mercado. Adam Smith le impresionaba cómo el mercado llevaba a la sociedad a una especie de armonía natural. Cada día salimos a la calle con la seguridad de que encontraremos lo que necesitamos en el supermercado, o que podremos entrar en un restaurante para comer. Se recomienda al Estado intervenir lo menos posible, ya que las señales y respuestas del mercado asignan mejor los recursos que el Estado.
Karl Marx (El Capital, 1867) fue el mayor crítico del capitalismo y el gran defensor de la intervención del Estado y de la creación de una sociedad socialista. El marxismo pone en duda la forma en la que el mercado resuelve la cuestión de qué producir. El Estado debe intervenir y garantizar que toda la población tenga cubiertas sus necesidades básicas: vivienda, alimentación, sanidad y educación.
En cuanto a cómo producir, el Estado evitaría elegir los métodos de producción solo en función del coste, y tendría en cuenta valores ecológicos y sociales. Marx también critica la forma en la que el mercado decide el para quién producir. En el sistema capitalista, el trabajo humano es una mercancía más, explotada por los empresarios. Se trata de lo que aporta el trabajador a la producción y el salario que percibe. A partir de estas contradicciones, el marxismo anima a los trabajadores a transformar la sociedad mediante un cambio de sistema.
Factores Clave de la Productividad
- La inversión en bienes de capital (edificios, instalaciones, maquinaria, etc.). Si los trabajadores tienen mejores herramientas y equipos, podrán hacer su trabajo más deprisa y con mayor precisión, y su productividad aumentará. Ej: un trabajador equipado con una excavadora frente a otro con una pala manual.
- La mejora del capital humano, los conocimientos y las calificaciones que adquieren los trabajadores por medio de la educación, la formación profesional y la experiencia. En general, las personas con más formación son más productivas. No es suficiente que el trabajador tenga un buen equipamiento si no sabe cómo aprovecharlas al máximo.
- El progreso o conocimiento tecnológico adquirido a través de la investigación y desarrollo (I+D). El progreso tecnológico se traduce en mejores productos, mejores maneras de producir bienes y mejores modos de organizar la producción. Anteriormente, el montaje de coches era lento; hoy, los robots montan los automóviles a una velocidad inalcanzable.
- Instituciones eficaces. Un país también es más productivo si funcionan sus instituciones. Un mal gobierno, una regulación excesiva y burocrática, la falta de democracia, la corrupción, etc., también afectan a la productividad. Por ejemplo, en algunos países ricos en recursos naturales, la inestabilidad política o los conflictos étnicos desaconsejan realizar inversiones productivas.
Responsabilidad Social Empresarial
- Compromiso con la sociedad: Se demanda que las empresas se comprometan con el desarrollo económico, social y cultural de la comunidad en la que se instalan, generando empleo y evitando el despido de trabajadores o la huida a otros países (deslocalización).
- Clima de confianza con los trabajadores: Los trabajadores y sindicatos reivindican un clima de cooperación y participación, así como la mejora de las condiciones laborales: salarios, salud y seguridad, igualdad entre hombres y mujeres, formación y promoción, etc.
- Credibilidad ante clientes y consumidores: Las asociaciones de consumidores demandan a las empresas mayor respeto a sus derechos y mayor claridad y fiabilidad de la información que proporcionan sobre los productos que venden. Se demanda calidad y precios razonables, garantías posteriores a la venta, etc.
- Compromiso medioambiental: Se exige a las empresas que apuesten por la economía circular, es decir, que eviten las emisiones y vertidos contaminantes, que favorezcan la recuperación de materiales y el ahorro energético, así como productos más duraderos y fáciles de reparar, etc.