MARKETING INTERNO
Podríamos definir el Marketing
Interno como el conjunto de técnicas que permiten «vender» la idea de empresa, con sus objetivos, estrategias, estructuras, dirigentes y demás componentes, a un «mercado» constituido por los trabajadores que desarrollan su actividad en ella, con el objetivo último de incrementar su motivación y, como consecuencia directa, su productividad.
El Marketing Interno, tiene como objetivos la motivación e integración del empleado responsabilizándole de su propia función.
Este modelo de compañía se caracteriza porque sus objetivos son a largo plazo y ya no son solo económicos sino, también, sociales y medioambientales. Son, en definitiva, objetivos estratégicos que no siempre se pueden cuantificar.
El trabajador, posee un papel bastante más importante, ya que tiene la posibilidad de participar en la gestión aportando su inteligencia para asegurar el buen futuro de la institución. De igual modo, va a necesitar de nuevos métodos de gestión de recursos humanos que incidan, principalmente, en aquellos factores que permitan incrementar la productividad colectiva referida a una unidad orgánica, a un departamento, a una línea de negocio o a la globalidad de la compañía.
El Marketing Interno viene a apoyar, precisamente, la consecución de una mayor productividad global como un logro derivado de la motivación, la participación y la integración del colectivo laboral. Sin embargo, aplicar una estrategia de Marketing Interno en una empresa no debe ser algo intuitivo ni improvisado, sino que va a requerir una mentalización estratégica de lo que se desea conseguir, y una dedicación de recursos. Es decir, de una planificación que se materializa en lo que se denomina Plan de Marketing Interno.
Este Plan debe constar de cuatro etapas perfectamente definidas:
1. Análisis del Entorno
2. Estudio del Mercado Interno
3. Proceso de Adaptación
4. Control y Evaluación del Plan
La primera etapa, el Análisis del Entorno, incide en aquel ámbito externo de la empresa que pueda influir en la misma. Parece evidente que antes de iniciar cualquier proceso que se relacione con los recursos humanos de la compañía, sea necesario analizar todos aquellos elementos que puedan tener impacto, sobre la organización. Estos elementos deben permitir comparaciones con aquellas otras entidades que tengan carácterísticas similares, aunque sean de otros sectores. En este tipo de análisis se utilizan diferentes técnicas: desde los estudios documentales elaborados por diferentes organismos, hasta los benchmarkings empresariales en los que se exponen ejemplos de las mejores prácticas, en este caso de recursos humanos, o las encuestas ad hoc. Los factores que se suelen analizar en esta fase son, principalmente, los que permiten la catalogación de la empresa por su plantilla o por determinados indicadores del negocio. El tamaño y las carácterísticas de las plantillas, las políticas retributivas, de selección, formación y promoción, así como todo lo referente a la Comunicación, en especial a la Comunicación Interna, son elementos de análisis comparativo. En esta estrategia hay elementos importantes para la motivación e integración del personal como es el Voluntariado Empresarial o Corporativo en el que los trabajadores, de forma voluntaria y con el apoyo y, en ocasiones, financiación por parte de la empresa participan de manera activa en los proyectos sociales patrocinados por la misma.
Conocido el Entorno, es necesario Analizar nuestro propio Mercado Interno, los clientes internos de nuestra organización. Normalmente, en esta etapa se emplean metodologías de investigación psicosociolaboral como las Reuniones de Grupo, las Entrevistas en Profundidad, las Encuestas, los Paneles de trabajadores o los Phillips 66, que permiten detectar las expectativas, opiniones o problemáticas de la plantilla.
Respecto a la tercera fase correspondiente a la Adaptación de nuestros recursos y sistemas, parece lógico que, conocidos los requisitos que va a imponer el entorno, las necesidades a medio y largo plazo y las carácterísticas reales y potenciales de nuestros clientes internos, se proceda a establecer las políticas de adecuación de esta realidad a la necesidad prevista que se va a plantear en el futuro inmediato y, en ocasiones, en el presente. Este proceso se fundamenta, en dos políticas:
-La de Comunicación Interna cuyo objetivo es que toda la plantilla conozca los nuevos planteamientos y exigencias requeridas.
-La de Formación con el fin de facilitar esta adaptación y que se realice sin traumas.
Es importante, en esta fase, contar con el apoyo directo de la Dirección y con la colaboración activa de las Organizaciones Sindicales.
La última fase es el Control y Evaluación del Plan de Marketing Interno con el objeto de comprobar cómo se van desarrollando las políticas establecidas, poder analizar la eficacia de las estas, obteniendo experiencias reales y, sobretodo, efectuar las correcciones oportunas si es que se detecta que se están produciendo desviaciones en relación a los objetivos propuestos.