En los inicios de todo proyecto emprendedor, o más adelante cuando el proyecto crece, se necesita **financiación** para acometer las inversiones necesarias. Ya sean de **Family, Friends and Fools** o de inversores privados (**venture capital**, **business angels**, entidades bancarias, etc.), hay que convencerlos de que el proyecto merece la pena.
En general, cuando un emprendedor se presenta ante sus potenciales financiadores, solo tiene unos minutos para que alguien crea en su idea y decida invertir en ella. Sucede como en una entrevista de trabajo: los 30 primeros segundos son clave y, si el entrevistador se forma una mala opinión, puede resultar difícil cambiarla. De ahí la importancia de desarrollar la habilidad para comunicar nuestros proyectos e ideas de forma atractiva, breve y efectiva.
Un recurso para entrenar esa habilidad es el **elevator pitch** o **elevator speech**, o discurso del ascensor, que es como se conoce en marketing a una descripción atractiva y sugerente de una idea, un producto, una marca o un negocio. Se basa en poder convencer a tu público en menos de un minuto, que es el tiempo aproximado que dura el viaje en ascensor.
Lo del ascensor es la metáfora que se utiliza para hablar de la presentación de un proyecto ante inversores, pero es aplicable a cualquier situación en la que tengas que convencer a otra persona en un corto período de tiempo, ya sea una entrevista o la reclamación de un examen.
El planteamiento es claro: si en 60 segundos no eres capaz de comunicar la **propuesta de valor** de una idea y todo lo que la hace diferente, original y atractiva a tu público potencial, sencillamente, o no es una buena idea o aún no la tienes del todo clara.
La amortización de las inversiones
– Relación entre depreciación y amortización
Los equipos productivos se desgastan, los ordenadores se quedan obsoletos y los edificios acaban deteriorándose, es decir, las inversiones permanentes realizadas van perdiendo valor con el paso del tiempo y como consecuencia de su uso. Este proceso de pérdida de valor de los bienes se conoce como **depreciación**.
Las principales causas de la depreciación de los bienes son tres:
• **El uso**: un equipo valdrá menos cuanto más se haya usado.
• **El paso del tiempo**: por sí solo, es otra causa de la depreciación de los bienes permanentes.
• **La obsolescencia**: hace referencia al envejecimiento tecnológico. Los avances tecnológicos aumentan la capacidad de los nuevos equipos y mejoran la calidad de la producción.
En consecuencia, a medida que avanza la tecnología, los bienes que no incorporan las últimas innovaciones se deprecian, y esa depreciación será tanto más acusada cuanto más rápidos sean esos avances.
La **amortización** es la expresión económica de la depreciación. Amortizar un bien supone cuantificar su depreciación, es decir, reflejar la parte que se ha consumido del valor total del bien durante un período de tiempo.
En este sentido, la amortización debe considerarse como un **coste de producción**, al igual que lo es la compra de materias primas o cualquier otro gasto, ya que la pérdida de valor de los bienes de la empresa se debe, normalmente, a su uso en el proceso productivo. Por ejemplo, si se invierten 200.000 euros en un equipo que en un año pierde un 20% de su valor, habrá que considerar, entre los costes de ese año, esta pérdida de valor, es decir, 40.000 euros en concepto de amortización. Indudablemente, como cualquier otro coste, debe deducirse de los ingresos para obtener el beneficio de ese período.
– La amortización permite recuperar las inversiones
La adquisición de bienes de producción supone un desembolso inicial; ese dinero es preciso recuperarlo durante el período en el que el bien se mantiene como capital productivo en la empresa. Al considerar la amortización como un coste más de cada período, este coste se incorpora al precio de los productos y se recupera con su venta y cobro a los clientes. De esta forma, se va recuperando poco a poco la inversión que en su día hizo la empresa.
La parte de un bien que se amortiza cada año se conoce como **amortización del período** o **cuota de amortización**. Dado que anualmente se amortiza una parte, la suma de las amortizaciones practicadas hasta un determinado momento constituye un **fondo de amortización** o **amortización acumulada**. Este fondo de amortización tiene la función de compensar la pérdida de valor de los bienes. Ello permitirá a la empresa disponer de recursos financieros para adquirir nuevos bienes cuando haya que renovarlos. Estos fondos suponen para la empresa una forma de autofinanciar sus próximas inversiones.
No obstante, la depreciación de los bienes de producción no está sometida a reglas fijas, es decir, es difícil saber a qué velocidad van perdiendo su valor a lo largo del tiempo. Hay bienes que se deprecian con rapidez, mientras que otros van perdiendo su valor más lentamente. Por tanto, cada empresa debe analizar la naturaleza de sus inversiones y determinar el mejor procedimiento para su amortización.
– Inversiones económicas y financieras
El término **inversión** se usa con mucha frecuencia, tanto en el ámbito económico como en el coloquial, para aludir a situaciones bien distintas.
En un sentido económico, la inversión es el empleo de fondos financieros para adquirir bienes de producción con el objetivo de aumentar la capacidad productiva de la empresa.
Es decir, las inversiones económicas, también denominadas **reales** o **productivas**, consisten en la adquisición del capital productivo (edificios e instalaciones, maquinaria y equipos, elementos de transporte, materias primas, existencias, etc.) que la empresa necesita para el desarrollo de su actividad. En este sentido, las inversiones económicas realizadas en el pasado constituyen el capital productivo presente de la empresa y son la clave de su crecimiento futuro.
Aunque están muy relacionadas, conviene distinguir entre inversiones económicas y financieras. Cuando una persona decide ahorrar una parte de sus ingresos y con el dinero ahorrado compra **títulos-valores** (acciones, obligaciones, etc.) con el objetivo de obtener una renta en el futuro, está realizando una **inversión financiera**.
Si una empresa fabricante de automóviles necesita dinero para financiar la adquisición de nuevos equipos productivos, puede emitir títulos-valores (acciones, obligaciones, bonos, etc.) y venderlos en el mercado financiero; a ese mercado acudirán los inversores con sus ahorros y comprarán los títulos (inversión financiera). Este dinero lo recibe la empresa emisora, que lo empleará en adquirir los equipos que necesita (inversión económica).
Inversiones económicas a corto y largo plazo
Según el carácter temporal de la inversión, se distingue entre:
• **Inversiones de funcionamiento**: son las realizadas por la empresa con el fin de adquirir los elementos necesarios para su proceso productivo (materias primas, componentes, mercaderías, combustibles, etc.). Estas inversiones se renuevan periódicamente y se recuperan a corto plazo. Un fabricante de bicicletas, por ejemplo, adquiere los componentes y materiales que necesita para producirlas.
• **Inversiones permanentes o estructurales**: son las efectuadas para adquirir bienes que serán utilizados por la empresa durante un período prolongado de tiempo (edificios, maquinaria, flota de transporte, etc.). Se trata, por tanto, de inversiones permanentes o a largo plazo, también denominadas inversiones en **activos inmovilizados**. Un fabricante de bicicletas, por ejemplo, necesita cada cierto tiempo renovar su maquinaria o sus instalaciones, ampliar sus talleres, etc.
– Clases de inversiones permanentes