Empréstitos bloqueados a nuevos, por un mayor plazo, y menores tasas. Esto ayudó a que más adelante se abriera el mercado cambiario. Acuerdos también con Alemania en 1934, donde nos vendían productos ferroviarios o manufacturados, a cambio de materias primas. Para 1937, Alemania ya era uno de los mayores compradores de carnes congeladas y cereales. Se buscó hacer acuerdos con EEUU, pero debido a varios inconvenientes, se lograron recién en 1941, donde se plantearon de nuevo ventajas. Con Brasil también, para mejorar todos aquellos aspectos sanitarios, tratados de conversión, navegación de los ríos, hasta llegar al punto de una unión aduanera (antecedente del Mercosur). Otros acuerdos con Suiza, Países Bajos, etc.
Intervención del Estado de 4 Formas:
El Mercado Cambiario
Dentro del nuevo esquema, jugó un papel fundamental el control de cambios. Para adaptarlo a los nuevos requerimientos, se procedió a realizar una importante reforma, luego de renegociar a largo plazo las deudas acumuladas por las deficiencias instrumentales de los dos años precedentes, dando origen a los llamados “empréstitos de desbloqueo”. La reforma de control de cambios consistió en el desdoblamiento del mercado cambiario en un mercado oficial y otro libre. En el primero, el tipo de cambio era fijado por el Gobierno y allí debían liquidarse las divisas provenientes de las exportaciones regulares. Quienes necesitaban divisas podían obtenerlas con el permiso del Gobierno, o bien comprarlas en el mercado libre a un precio superior. Este mercado se nutría de la oferta de divisas provenientes de inversiones extranjeras directas, fondos flotantes externos, exportaciones no regulares y transacciones privadas. Las importaciones no se bloqueaban, pero las que no estaban autorizadas debían conseguir las divisas en el mercado libre. Este mecanismo en la asignación de divisas por parte del Gobierno permitió reorientar discrecionalmente el comercio exterior, fue una importante fuente de ingresos fiscales y un poderoso estímulo a las inversiones extranjeras directas, que podían liquidarse en el mercado libre a un precio superior al oficial.
El Mercado de Bienes
A fin de evitar una mayor caída de la actividad interna, que manifestaba ya una seria baja en sus niveles de ingreso y ocupación, desde 1931 comenzaron a crearse comisiones asesoras y juntas reguladoras, para proponer soluciones y encarar medidas para proteger los intereses de los distintos sectores productivos. Sin embargo, las juntas reguladoras y otras instituciones, que implicaban una mayor intervención del Estado, no generaban habitualmente condiciones para estimular la producción, favorecer nuevas experiencias tecnológicas o mejorar las condiciones de trabajo: habían sido creadas, sobre todo, para defender mejor a los distintos sectores económicos en crisis. Por lo tanto, se limitaron a organizar el sistema de manera de no perjudicar a los grandes productores y mantener el interés de los pequeños y medianos en seguir produciendo. Se fijaron precios mínimos y se regulaban o prohibían exportaciones e importaciones.
Política Monetaria y la Creación del BCRA
Una de las principales medidas económicas de la época fue la creación del Banco Central en 1935, que modificó el sistema de la Caja de Conversión, con el objetivo esencial de regular la moneda y el crédito, adaptando el circulante a las necesidades de la actividad económica. La idea de la creación de un Banco Central venía madurando desde hacía años, aunque se enfrentaba con los partidarios de mantener el sistema existente, que se había revelado insuficiente para evitar la fuga de oro o la devaluación durante las crisis, y cuya innegable rigidez en las épocas de convertibilidad impedía el manejo de la política monetaria, mientras que en momentos de inconvertibilidad fomentaba el emisionismo incontrolado. Las funciones principales del banco serían: detentar el privilegio exclusivo de la emisión de billetes en el territorio nacional; mantener una reserva suficiente para asegurar el valor del peso, ya sea en oro, divisas o cambio extranjero; y regular la cantidad de crédito y de los medios de pago, adaptándolos al volumen real de los negocios a través de operaciones de redescuento en el sistema bancario y otro tipo de actividades. La nueva institución, bajo la inspiración de Prebisch, debía transformarse en un instrumento que fuera lo suficientemente flexible para aplicar políticas monetarias expansivas durante los tiempos de depresión y contractivas durante los de expansión; esto es, una política anticíclica que atemperara la amplitud de las fluctuaciones coyunturales. El Banco Central quedó constituido como una entidad de capital mixto, la mayoría de cuyo directorio se elegía por los bancos accionistas. El presidente y el vicepresidente eran designados por el Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado. La creación de esta institución suscitó polémica ya que los opositores rechazaban la pérdida de soberanía que representaba la aparente falta de control del banco por parte de los accionistas y el gran peso que tenía la banca extranjera en la asamblea de accionistas. Bajo la gerencia y orientación de Prebisch, el BCRA siguió hasta el estallido de la guerra una política anticíclica. Hasta 1938, la mejoría de las condiciones económicas con respecto al pico de la crisis dio lugar a un ciclo ascendente, morigerado por una política monetaria contractiva. Se emitieron bonos para no inyectar dinero en el mercado, resultado de la compra de divisas, y con las divisas que se compraron se cancelaron deudas con el exterior para reducir la carga de intereses en el futuro. Cuando las condiciones económicas se volvieron a deteriorar en 1938, el BCRA volvió a tener una política más laxa para intentar reducir el impacto de la nueva crisis en las actividades productivas.