Introducción al Marxismo
Dialéctica Materialista
El filósofo alemán Hegel planteó un método dialéctico donde cada idea engendra y lleva en sí misma los gérmenes de su propia negación. Por ejemplo, «no se concibe la idea de la luz sin la idea de su negación, la oscuridad». Este proceso se compone de la tesis (idea), la antítesis (contrario a la idea) y, finalmente, la síntesis (conclusión).
Materialismo Histórico
La base de la sociedad es la economía y sobre ella se construye la superestructura, que abarca el sistema jurídico y político. Marx argumentaba que existe una interdependencia entre la infraestructura y la superestructura: «Hay puntos donde se establece una relación de interdependencia entre la infraestructura y la superestructura, o sea, que las condiciones políticas, jurídicas, étnicas y culturales en que se desenvuelve la sociedad ejercen, a su vez, influencia sobre el proceso económico. Pero, en esencia, lo previo fue siempre la economía.»
Lucha de Clases
La condición económica está determinada por poseer o no los instrumentos de producción, que son todo aquello (tierra, herramientas, máquinas, etc.) que sirve para producir bienes y riquezas. Las clases poseedoras (la minoría) luchan para retener lo que poseen, utilizando la «explotación del hombre por el hombre» sobre las otras clases para producir, en beneficio propio, mayores riquezas. A su vez, las clases desposeídas (mayoría) luchan para conseguir los instrumentos de producción y la riqueza, buscando liberarse del yugo («collar del caballo») al que están sometidas.
Teoría del Valor-Trabajo
El trabajo contenido en un bien se mide en razón del tiempo que se empleó en la tarea de producir ese bien; se lo mide en “unidades de tiempo (meses, semanas, días u horas) socialmente necesario (tiempo que emplea un obrero normalmente eficiente con las máquinas y técnica corrientes en su época para producir un bien)».
Plusvalía y Salarios
El valor que el obrero entrega al empresario (a cambio del salario) es una mercancía, puesto que puede venderse. Como todas las demás, esta mercancía tiene un valor que es el del trabajo contenido en ella. El «valor-trabajo» contenido en la «mercancía-trabajo» es el del «tiempo socialmente necesario» que se emplea para producir las cosas que consume el obrero (alimento, ropa, etc.) y que lo mantienen vivo y en condiciones de producir trabajo. Ese «tiempo socialmente necesario» es equivalente al salario de subsistencia, al salario mínimo del obrero, cuyas necesidades (sobre todo en tiempos de Marx) son también mínimas.
La plusvalía es el mecanismo que usa la minoría para explotar a la mayoría. Es lógico que las plusvalías que percibe y acumula el empresario aumenten en razón directa del número de obreros que emplea y, por ende, del tiempo de trabajo no pagado con que se beneficia dicho empresario. Esta es la raíz de la «acumulación progresiva del capital».
Concentración de Capitales
El capital no solo aumenta en razón de la plusvalía, sino que se concentra en un número cada vez menor de empresarios. Si una fábrica emplea más obreros, produce más, y esa producción se convierte en capital. Ese capital después el empresario lo invierte en nuevas tecnologías, etc., y borra del mercado al comerciante más pequeño. Por lo tanto, ese comerciante tiene dos opciones: caer en quiebra o unirse al empresario grande. Los monopolios industriales ofrecen oportunidades aún mejores para contratar (sin competencia) a obreros que ganan menos y que, por consiguiente, producen mayores plusvalías.
Conclusiones y Relevancia Actual
El socialismo puede reclamar para sí el mérito de haber incorporado el elemento de la necesidad y angustia humanas a las fórmulas que hoy se utilizan para analizar el fenómeno económico.
Marx contempló un capitalismo distinto al actual. Un capitalismo saturado, penoso, que cada vez más débil se preparaba para su próxima caída. El mundo capitalista creció después de Marx; los límites se agrandaron tanto que los golpes se hicieron menos frecuentes y menos rudos. Nuevos mercados, nuevas tecnologías, nuevas necesidades, aumentaron el trabajo.
El proletariado de hoy no es el mismo que en los tiempos de Marx. El salario del trabajador ha dejado de ser apenas lo indispensable para mantenerlo vivo. El abuso se ha asociado a huelgas convocadas por la fuerza sindical. Los impuestos que reclama el Estado dependen de la ganancia de capital que uno obtenga.
Marx consideraba que el gobierno es siempre un instrumento de la clase poseedora, creado por ésta para defender sus privilegios y para hacer posible la explotación de la clase desposeída. Sin embargo, la clase desposeída ha encontrado acceso al gobierno sin necesidad de violencia. De este modo, se han dictado leyes favorables al proletariado. Eso permitió el desarrollo de la fuerza sindical.
La clase poseedora no era la misma que conoció Marx. En vez de rechazar las leyes de la prole, las aceptaba para no verse obligada a ceder a las demandas ilimitadas de los sindicatos, dio mejores salarios y beneficios a los obreros.