1. El Consumo
En macroeconomía, el consumo es el gasto total realizado por las familias en bienes y servicios en un periodo dado. Incluye tanto bienes duraderos (muebles, automóviles, etc.) como no duraderos (alimentos, viajes, etc.). No incluye la compra de vivienda, que se considera gasto de inversión.
1.1 ¿De qué depende el consumo?
- La renta disponible de las familias: El consumo crece en la medida que aumenta la renta. Tan importante como la renta actual es la renta permanente, es decir, la renta que se tiene por término medio a lo largo de la vida. Una familia no determina su nivel de consumo en función sólo de su renta actual, sino que tiene en cuenta sus ingresos pasados y futuros.
- Los tipos de interés y las facilidades para obtener créditos: También influyen en el consumo. Como muchas compras se hacen con préstamos, si bajan los tipos de interés resultará más barato pedir prestado, lo que favorece el consumo.
- El ciclo vital de las personas: Los jóvenes y los ancianos son más propensos a gastar su renta que las personas de edades intermedias, que quizás estén más preocupadas, entre otras cuestiones, en ahorrar para la jubilación.
2. El Ahorro
Después de efectuados los gastos de consumo, la renta que les queda a las familias es su ahorro. Se ahorra por razones diversas como:
- Asegurar la protección ante posibles situaciones de enfermedad, paro, etc.
- Poder llevar a cabo proyectos que requieren desembolsos importantes (comprar una vivienda, iniciar un negocio, etc.)
- Obtener una renta suplementaria al invertir los ahorros.
El ahorro, al igual que el consumo, aumenta en la medida que crece la renta; también depende de los incentivos o remuneraciones que se ofrecen por ahorrar, es decir, de los tipos de interés. A mayor tipo de interés, mayor estímulo al ahorro.
3. La Inversión
Las inversiones económicas suponen la adquisición de bienes de producción con el fin de producir otros bienes. Los gastos de inversión son la clave del crecimiento futuro. Las inversiones realizadas en el pasado y que siguen funcionando hoy día (carreteras y puertos, maquinaria y equipos, edificios e instalaciones, elementos de transporte, etc.) constituyen el capital productivo del país. Las inversiones se hacen para incrementar este capital productivo o para renovarlo como consecuencia de su desgaste o depreciación. En la contabilidad nacional, la inversión está formada básicamente por:
- Las inversiones en plantas y equipos.
- La construcción de viviendas para uso de las familias.
La suma de estos componentes constituye la formación bruta de capital fijo (FBCF).
3.1 Tipos de inversiones económicas
Al hablar de inversión conviene distinguir entre las inversiones económicas y las inversiones financieras o colocación del ahorro en la compra de acciones y bonos. Dentro de las inversiones económicas, podemos distinguir entre:
- Inversión de reemplazamiento: Cuando se hace para sustituir maquinaria por otra similar.
- Inversión de renovación: Busca sustituir equipos que se han quedado desfasados u obsoletos por otros mejores tecnológicamente.
- Inversión de extensión o ampliación: Cuando se adquieren nuevos equipos con objeto de aumentar la producción.
3.2 ¿De qué depende la demanda de inversión?
- De los tipos de interés: Para invertir se necesita financiación. Cuando se invierte con dinero prestado, hay que plantearse cuál es el precio del préstamo, es decir, el tipo de interés. Si suben los tipos de interés, resultarán más caros los préstamos y muchas empresas no invertirán, y viceversa. La comparación de ese interés con la rentabilidad que se espera conseguir de la inversión es la clave de la decisión. Si la rentabilidad es mayor que el tipo de interés, merece la pena endeudarse para invertir. Si invertimos en nuevos equipos que producirán una rentabilidad del 20% y las cargas por intereses son del 6%, sin lugar a dudas nos interesa esta inversión. Por ello, bajar los tipos de interés (política monetaria expansiva) es una palanca para el crecimiento puesto que facilita la inversión y con ello el que las empresas aumenten su capacidad de producción.
- De la capacidad realmente utilizada: Si la empresa no utiliza toda su capacidad productiva, no hay razones para invertir. No sería lógico que un hotel que habitualmente está medio vacío realice inversiones. Si la empresa está utilizando sus instalaciones al 100%, cualquier aumento de la demanda exigirá nuevas inversiones.
- De la confianza en el futuro: Las decisiones de inversión son inversiones de futuro que condicionan la vida de la empresa durante varios años. Por ello, las expectativas sobre la demanda futura, sobre el estado general de la economía, sobre la situación política, etc., son factores determinantes de la inversión. Un estado de duda, desconfianza o incertidumbre genera un clima poco propicio para invertir.
3.3 El efecto multiplicador de la inversión
Toda decisión de inversión tiene un efecto en cadena sobre el resto de la economía. Por ejemplo, si una empresa invierte en la compra de nuevos equipos de producción, está poniendo a trabajar a otras empresas y a otros sectores de la economía; las empresas fabricantes de estos equipos tendrán que aumentar su producción y, como consecuencia, deberán pagar más rentas. Estas rentas irán a manos de familias que, en el supuesto de que la propensión marginal a consumir sea del 0,9, consumirán 90 y ahorrarán 10. El consumo aumentará, por tanto, en 90 y hará que otras empresas aumenten su producción, con lo que se volverán a generar rentas suplementarias por ese mismo valor. Esas rentas van a dar lugar otra vez a un consumo suplementario, se vuelven a gastar 81 y se ahorran 9, y así sucesivamente. Nuevas inversiones -> Más producción -> Más renta disponible -> Más consumo -> Más producción -> Nuevas inversiones. Por tanto, las decisiones de inversión producen efectos positivos que se extienden y se multiplican por el conjunto de la economía. Según esta teoría, cuando la economía va mal podemos reactivarla con nuevas inversiones.
3.4 La cuantificación de estos efectos
Supongamos que se produce una inversión de 100 unidades monetarias en nueva maquinaria. Para ello es necesario producir esta maquinaria por este valor, con lo que habrá que pagar rentas suplementarias (salarios y beneficios) por 100. Estas rentas irán a manos de familias que, en el supuesto de que la propensión marginal a consumir sea del 0,9, consumirán 90 y ahorrarán 10. El consumo aumentará, por tanto, en 90 y hará que otras empresas aumenten su producción, con lo que se volverán a generar rentas suplementarias por ese mismo valor. Esas rentas van a dar lugar otra vez a un consumo suplementario de 90, se vuelven a gastar 81 y se ahorran 9, y así sucesivamente. En conclusión, la producción habrá aumentado en una cantidad mucho mayor que el valor de la inversión inicial. Este mecanismo se conoce como efecto multiplicador de la inversión, cuya fórmula es: Incremento total del gasto = inversión inicial * multiplicador = Inversión inicial * 1/(1-C).