Estado y Mercado
En las sociedades modernas, el Estado y el Mercado se han constituido como esferas autónomas e interdependientes, como dos lógicas de poder no exentas de conflictos y contradicciones. Por un lado, el poder político público procede del control directo del Estado sobre un territorio determinado donde se ubican los recursos humanos y materiales. Por otro lado, el poder económico privado procede del control de la propiedad y de las oportunidades de obtención de beneficios por medio del uso del capital para controlar, explotar y expandir las cadenas de producción y comercio, sin ser necesariamente el propietario de los territorios en los que se ubican.
1. El Estado depende de la economía/mercado. Para realizar sus actividades, necesita controlar y fomentar la capacidad de creación de riqueza de la que obtiene sus ingresos, ya sea por medio de impuestos o por medio del endeudamiento. A cambio de la inversión en deuda del Estado, el capital privado recibe la protección necesaria para realizar sus operaciones comerciales.
2. El mercado también depende del Estado. Para llevar a cabo sus actividades económicas, los capitalistas o empresarios necesitan contar con un marco legal e institucional que proteja sus propiedades y que garantice el cumplimiento de los contratos comerciales. Para Polanyi, la dependencia del mercado con respecto al Estado va más allá. La economía de mercado depende de tres aportaciones decisivas que no pueden ser provistas únicamente por medio de actividades mercantiles: trabajo (actividad de los seres humanos), tierra (la naturaleza dividida en parcelas) y capital (medio de intercambio).
El Estado privatiza y mercantiliza por medio de regulaciones
En otras palabras, el mercado necesita que el Estado tome la iniciativa en la regulación de la provisión de estos elementos:
- Con respecto al dinero, se refiere a la creación de moneda y a la regulación de su flujo por medio del banco central, y por otro lado, a la regulación del acceso al crédito por medio de la fijación de los tipos de interés.
- Con respecto a la tierra, se refiere, por ejemplo, a la elaboración de planes de ordenación del territorio por medio de los cuales se clasifican los terrenos en industriales, rústicos, protegidos, etc., a políticas agrarias, etc.
- Con respecto a la provisión de trabajo, se refiere a la reforma de la legislación laboral para ajustar la oferta y la demanda de mano de obra, a la regulación de los flujos migratorios.
La mercantilización de estos elementos permite que se comporten como cualquier otra mercancía en el mercado y permiten, en consecuencia, su privatización. Por tanto, es la apropiación privada de la capacidad de trabajo, del dinero y de los recursos lo que permite poner en funcionamiento la economía del mercado.
Dependencia mutua, inserción institucional e innovación institucional
Esta idea de la dependencia mutua es una forma de decir que la economía está inserta en las estructuras institucionales sociales y políticas. Así pues, la inserción en estructuras institucionales es el resultado de innovaciones institucionales que, a su vez, redefinen las relaciones entre Estado y Mercado.
Áreas y Estrategias
A. Orden social
Se logra por medio de una combinación de fuerza y de legitimación, de poder y de derechos.
Fuerza
Los Estados usan su monopolio de la coerción para combatir amenazas externas y para eliminar el uso privado de la fuerza en la distribución interna de los recursos. Garantiza el cumplimiento de la ley y tiene capacidad sancionadora.
Legitimación
El orden social también se crea por medio de la legitimación de las relaciones sociales desarrolladas en una economía de mercado -relaciones contractuales de intercambio mercantil y las relaciones de propiedad y sus efectos-. El principal vehículo de legitimación de la economía de mercado fue la promesa de pleno empleo, bienestar social y de incorporación a una norma de consumo de masas. Falta un apoyo activo generalizado. Es decir, no hay una legitimación positiva, sino que hay consentimiento ante la incapacidad para concebir una alternativa.
B. Marco legal e institucional estable
El Estado facilita un marco legal e institucional que especifica los derechos de los diversos agentes económicos y las normas de la competencia y el intercambio, así, se permite que las leyes económicas funcionen. El hecho de que la democracia representativa no surgiera en ningún país hasta el desarrollo de la economía de mercado -ya que los Estados democráticos liberales han creado estos derechos y defienden la justa distribución del poder para evitar aprovechamientos- ha dado lugar a un amplio consenso sobre la existencia de una afinidad o conexión necesaria entre ellos. Sin embargo, la relación entre capitalismo y democracia no es tan directa y simple puesto que, por un lado, la economía de mercado también coexiste con otros sistemas políticos y, por otro lado, es el resultado históricamente contingente del equilibrio de poder entre los diferentes sectores sociales y de las alianzas políticas de la sociedad.
C. El Estado en la Economía
Todos los Estados configuran de formas distintas las economías de mercado.
1. Perspectivas ortodoxas
Desde las perspectivas más ortodoxas se afirma que el mercado se autorregula y que la intervención del Estado debe limitarse a la función residual de proporcionar «bienes públicos» y acudir al rescate en los casos excepcionales de fallo del mercado. Si se desvían de esta función reparadora, se sostiene que los Estados distorsionarán el mercado y serán la causa de su mal funcionamiento.
2. Otras perspectivas
Desde otras perspectivas se sostiene que la economía de mercado requiere una gestión continua de la crisis por parte del Estado para afrontar las dos amenazas endémicas básicas para la economía:
- La incapacidad del mercado para resolver los desajustes periódicos graves entre la oferta y la demanda que producen crisis de sobreproducción y de infraconsumo.
- La inestabilidad financiera que abre la posibilidad de la deflación por endeudamiento.
Todos los Estados son los máximos consumidores de bienes y servicios en sus respectivas economías. El gasto público (GP) de todos los Estados se sitúa entre el 30 y el 50%, la media de la OCDE en 2007 era del 43%. Esto significa que las decisiones sobre orientación del GP son un pilar fundamental de la Economía. Inevitablemente, los Estados tienen la capacidad económica de estabilizar sus economías y de intentar la gestión sus crisis. Entran en juego importantes criterios políticos.