Impacto Económico de la Gran Depresión
Descenso de la Producción y del Empleo
La recesión financiera se convierte en depresión cuando ataca a la producción. La crisis financiera hacía mucho más difícil la creación de nuevas empresas o la realización de nuevas inversiones y materias primas. Una parte de las empresas se veían obligadas a cerrar y a reducir su actividad, dejando a muchos trabajadores en paro. La disminución de la capacidad de compra de los parados transmitía la crisis al sector de los bienes de consumo, creando así un nuevo ciclo involutivo. La caída del empleo se acompañó de un incremento de los **salarios reales** de los trabajadores ocupados, ya que, aunque los salarios descendieron, lo hicieron con retraso respecto a los precios. El incremento de los salarios reales suponía un obstáculo para la salida de la depresión, ya que impedía que las empresas pudieran reducir sus costes al mismo ritmo que lo hacían los precios de los productos que vendían. Aumentaba así el número de parados. En el caso de la agricultura, la caída de los precios no trajo consigo una disminución de la producción. Tenían como trabajadores a los miembros de la propia familia, no podían despedirlos. Lo que intentaban era compensar la caída de los precios aumentando la producción y las ventas, con lo cual acababan provocando una caída aún más intensa de los precios.
El Debate sobre la Política Económica
La administración Hoover solo reaccionó ante la depresión para minimizarla. Se mantuvo fiel al principio liberal de no intervención en la economía y a la ortodoxia presupuestaria. Por lo tanto, la disminución de los ingresos implicaba o una disminución de gasto público o un aumento de los impuestos. El resultado era el empeoramiento de la depresión. Mientras que los **monetaristas** piensan que se tendría que haber incrementado la masa monetaria y, por lo tanto, el crédito para reducir así la deflación, los **keynesianos** afirman que las políticas monetarias eran necesarias pero no suficientes y que la salida de la depresión exigía un aumento del gasto público a costa de aumentar el déficit público. En ambos casos, la salida de la crisis exige inyectar dinero en la economía. El primer proceso es más rápido y más efectivo para evitar la destrucción de riqueza y el segundo para generar crecimiento, de modo que una política económica correcta debería haber actuado inmediatamente en ambas direcciones.
La Política Monetaria y Financiera
El problema más urgente que tuvo que afrontar el nuevo presidente fue la gravísima crisis financiera que afectaba al país. El presidente presentó en el Congreso la *Emergency Banking Act*. La ley avalaba las decisiones adoptadas y establecía las bases de una nueva regulación de la banca y de la bolsa, así como de una nueva política monetaria. La ayuda estatal se canalizaba a través de la *Reconstruction Finance Corporation*, compraba capital y obligaciones de los bancos. Logró detener el hundimiento del sector financiero, de modo que su participación en el inicio de la recuperación económica se puede considerar importante. La actuación en materia bancaria se completó con una nueva ley, la *Glass-Steagall Banking Act*, los bancos se dividían en bancos comerciales y bancos de inversión y tenían que cubrir sus depósitos con un seguro obligatorio. Finalmente, el Sistema Federal de Reserva fue convertido en un verdadero banco central. En el caso de la bolsa, se creó la *Securities and Exchange Commission*, encargada de la supervisión del mercado. La nueva reglamentación prohibió expresamente las operaciones a plazo, consideradas especulativas. La comisión recibió el encargo adicional de disolver los holdings que pudiesen aparecer contrarios al interés general. En abril de 1933, Roosevelt paralizó el patrón oro. El dólar empezó a bajar y finalmente, se devaluó oficialmente en 1934, lo que supuso un gran negocio para el Tesoro americano. La devaluación no se produjo por la escasez de oro. Fue una medida egoísta, que tenía como objetivo principal reactivar la economía interna, sin tener en cuenta su impacto internacional. Se avanzó así a las posibles devaluaciones de otras monedas y al creciente temor que Hitler inspiraba en Europa. El incremento de la masa monetaria y de su velocidad de circulación que se esperaba de tales medidas tuvo efectos muy inmediatos sobre la bolsa y sobre las exportaciones agrarias, pero la recuperación fue limitada y lenta en su conjunto.
Política Presupuestaria y Programas de Empleo
La política presupuestaria adoptada por Roosevelt fue mucho menos innovadora y activa que otros aspectos de su actuación. Roosevelt era partidario del equilibrio presupuestario, pero dio prioridad a los programas del *New Deal* que implicaban un incremento del gasto público. En la segunda etapa del *New Deal*, los representantes del Gobierno quisieron hacer de la necesidad virtud proclamando las ventajas de mantener el déficit en tiempo de recesión. Tampoco se utilizó la política fiscal como forma de redistribuir recursos. Después de 1935 se inició una campaña para aumentar la presión fiscal sobre los más ricos, pero no se logró ninguna redistribución efectiva de la renta. El principal problema generado por la depresión era el paro, con la consiguiente miseria. La administración de Hoover tuvo que destinar cantidades cada vez mayores a la asistencia pública. La asistencia pronto se canalizó hacia programas de empleo, que tenían que cumplir tres condiciones: ser trabajos útiles, no competitivos con la iniciativa privada y el salario ofrecido tenía que ser mínimo. Los empleos principales estuvieron relacionados con la mejora del territorio y las obras públicas. El resultado fue la construcción de carreteras, puentes, aeropuertos y edificios públicos. El efecto positivo de esta inversión se puede demostrar fácilmente: cuando en 1937 se limitaron estos programas para restringir el déficit, la economía volvió a entrar rápidamente en recesión. Las ayudas aún no habían sido suficientes para relanzar la economía hacia un crecimiento autosostenido.