Una aproximación a la explicación del desempleo en los últimos tiempos puede realizarse tratando de combinar las perspectivas clásicas (o neoclásicas) con la keynesiana, ya que el desempleo existente a partir de mediados de los setenta no parece explicarse solo por una demanda agregada insuficiente, como distintos autores han puesto de manifiesto.
El Pleno Empleo y el Desempleo
El pleno empleo neoclásico es compatible con el paro friccional, el estacional y el estructural, mientras que este último, en la teoría keynesiana, se considera paro involuntario, no pleno empleo.
Consecuencias para la Política Económica
Las consecuencias, desde el punto de vista de la política económica, de la coexistencia de paro clásico y keynesiano, implican la necesidad de utilizar una combinación de medidas que actúen simultáneamente sobre la demanda agregada, incrementándola, y sobre los salarios reales, reduciéndolos. La intensidad de su uso y su coordinación temporal son problemas sumamente delicados y complejos de instrumentar, ya que siempre existe el riesgo de que sus efectos resulten contrapuestos.
Lo verdaderamente relevante es la reducción del coste del factor trabajo para la empresa. Dicho coste incluye, además del salario real percibido por los trabajadores, las cotizaciones sociales, y, en términos de unidad de producto, se ve afectado por las variaciones en la productividad.
Es importante que las políticas de expansión de la demanda vayan dirigidas, ante todo, a conseguir incrementos de la productividad.
Tipos de Desempleo
El paro keynesiano se caracteriza por un exceso de oferta en el mercado de trabajo y de bienes. Las empresas sufren una disminución de ventas y las familias una disminución de empleo.
El paro clásico supone un exceso de oferta en el mercado de trabajo y un exceso de demanda en el mercado de bienes. Los trabajadores se ven doblemente racionados, ya que sufren un racionamiento en cuanto a las posibilidades de empleo y un racionamiento de consumo.
La empresa representativa no se encuentra racionada en ningún mercado: en el mercado de trabajo, expresa una demanda inferior a la cantidad ofrecida. La producción realizada es igual a la ofertada ideal de bienes.
Cuando se produce un exceso de demanda, tanto en el mercado de trabajo como en el de bienes, se dice que hay una “inflación contenida”.
Saldo Presupuestario de Pleno Empleo (SPPE)
El SPPE es una medida de la posición hipotética (deficitaria o excedentaria) del presupuesto en una situación de pleno empleo, manteniéndose la legislación tributaria y el nivel de gastos actual. En otras palabras, se corresponde con el saldo presupuestario que se obtendría si la economía utilizase plenamente el potencial de sus recursos, siendo los tipos impositivos y los programas de gasto los mismos que en el momento en que se verifica su cálculo.
En definitiva, lo relevante para la política fiscal es el cálculo del SPPE, y no el saldo presupuestario efectivo o real. La utilización del SPPE ofrece importantes ventajas a la hora de intentar examinar las actuaciones de la política fiscal.
En primer lugar, las variaciones del SPPE son un buen indicador del sentido de las actuaciones discrecionales de política fiscal sobre la demanda efectiva.
En segundo lugar, elimina interpretaciones erróneas porque evita las incidencias que sobre el presupuesto ejerce la situación coyuntural.
Rémora y Dividendo Fiscal
La noción de SPPE lleva aparejada los conceptos de rémora o freno fiscal y dividendo fiscal. El desenvolvimiento de la actividad económica origina efectos automáticos vía estabilizadores. En una situación de auge económico, el crecimiento de la producción origina aumentos automáticos en la recaudación impositiva, tanto más elevados cuanto mayor sea la elasticidad de los impuestos a las variaciones de la renta, es decir, cuanto más flexible sea el sistema tributario. Esta elevación automática de la imposición, que resta fondos a la economía evitando que esta se lance por la senda de crecimiento, se identifica con el concepto de rémora fiscal. Para evitar esta situación, el gobierno debe practicar una política de devoluciones de este exceso de recursos retraídos de la corriente de la renta. Aparece entonces el concepto de dividendo fiscal, concebido como mecanismo a través del cual las autoridades económicas aseguran que el funcionamiento automático del sistema no impide conseguir que la producción se sitúe en su nivel de pleno empleo.
Las cuatro direcciones que pueden tomar estos mecanismos de dividendos fiscales son:
- Aumento del gasto público
- Aumento de las transferencias
- Disminución de los impuestos
- Una combinación de las tres anteriores
La elección de estas acciones dependerá de las preferencias del gobierno.
Efecto Expulsión o Crowding Out
Este efecto consiste en que el sector público expulsa o neutraliza al sector privado. Existen dos tipos de efecto expulsión: directo e indirecto.
Efecto Expulsión Directo
Dentro del efecto expulsión directo tenemos las siguientes causas:
- Pleno empleo de recursos disponibles.
- Situaciones administrativas (casos en los que el sector público nacionaliza una actividad económica).
- Ultra racionalidad de los consumidores (el consumidor, de forma voluntaria, se plantea sustituir bienes o servicios privados por bienes o servicios públicos).
Efecto Expulsión Indirecto
Se provoca como consecuencia de la actuación del sector público que produce un desplazamiento indirecto del sector privado en la economía. El efecto expulsión indirecto viene dado normalmente vía tipos de interés o vía precios:
- Vía tipos de interés: El sector público aumenta el gasto público por encima de lo que permite el presupuesto, se genera déficit presupuestario, y acude a la deuda para ser financiado. Si quiere que esa deuda se compre, debe tener unos precios atractivos, por lo que subirán los tipos de interés, convirtiendo la inversión pública en una opción muy atractiva.
- Vía precios: Si el sector público aumenta el gasto público, aumenta la demanda; por tanto, si la oferta es capaz de responder a ese incremento de la demanda, se produce una elevación de precios que puede dar lugar a la expulsión de determinados sectores privados de la economía.
El efecto expulsión normalmente tiene connotaciones negativas para la economía. También existe el efecto inclusión, aunque es menos frecuente.