Análisis Económico del Matrimonio y la Fertilidad

La Familia como Unidad Productiva

La familia es la principal productora del capital humano. La nueva teoría de la familia la define como una unidad productiva que genera beneficios para sus miembros. Estos beneficios pueden ser materiales (alojamiento, etc.) o menos tangibles, como la seguridad en la enfermedad, el desempleo o la vejez.

Estos beneficios son producidos por los miembros que combinan bienes y servicios adquiridos.

El tiempo de un individuo se divide en tiempo de ocio y tiempo de trabajo. La decisión de cuánto trabajar depende de la valoración de la renta. El tiempo dedicado a las tareas domésticas también es tiempo productivo. Esto implica una reformulación de la Teoría Económica, donde las decisiones sobre la oferta de trabajo dependen de la productividad relativa del tiempo dedicado al trabajo para el mercado y del tiempo dedicado a la unidad familiar.

La Familia como Empresa

Se puede considerar la familia como una empresa, incluso si está constituida por una sola persona. Sin embargo, suelen estar formadas por varias personas debido a dos razones principales: las economías de escala y la división del trabajo.

Economías de Escala

En una familia de varias personas surgen economías de escala al compartir bienes de consumo duradero (frigoríficos, etc.). El tiempo dedicado a las tareas domésticas también genera economías de escala. Estos beneficios provienen del reparto de los costes fijos de la producción doméstica. Todas las familias constituyen economías de escala.

División del Trabajo

La división del trabajo genera beneficios al permitir que cada miembro se especialice en actividades productivas en las que tengan ventajas comparativas. Esto exige que los miembros no sean sustitutos perfectos unos de otros.

Servicios Sustitutivos de la Producción Doméstica

Aunque los componentes de la producción doméstica varían en diferentes lugares y tiempos, existen bienes y servicios sustitutivos de dicha producción. Estos sustitutos pueden ser más o menos perfectos y se obtienen en el mercado o del Estado. Un ejemplo de bien sustitutivo es la guardería, que sustituye el cuidado de los niños por los padres. Aunque nunca es una sustitución perfecta, existen estudios sobre por qué la gente elige bienes que no son perfectamente sustitutivos. Su existencia nos permite analizar las variaciones en la producción doméstica como consecuencia de las variaciones en la disponibilidad de bienes y servicios sustitutivos.

Teoría Económica del Consumidor y la Familia

Una proposición importante de la teoría económica del consumidor afirma que la demanda de un bien o servicio depende de su precio y del precio del bien sustitutivo. La creciente disponibilidad de servicios sustitutivos proporcionados por el mercado y el sector público provoca una disminución de la producción doméstica, aunque las funciones emocionales que cumple la familia sobreviven.

El Matrimonio y la Fertilidad

La teoría económica no pretende predecir con exactitud qué personas decidirán casarse. Aunque los beneficios de la especialización en función de la ventaja comparativa son mayores cuanto mayores sean las diferencias entre los individuos, la producción de ciertos bienes es mayor si los individuos son similares. Los esposos presentarán una selección positiva en cuanto a la educación, tendiendo a casarse con individuos similares, mientras que hay selección negativa en cuanto a sueldos.

Respecto a la fertilidad, el tamaño de las familias depende de la comparación entre los costes y beneficios de tener hijos. Existen beneficios materiales, como el mantenimiento en la vejez o el trabajo en fincas familiares, y beneficios psicológicos, como el amor. El tamaño de la familia será mayor cuanto más valiosos sean los beneficios, siendo estos menores en las zonas urbanas que en las rurales.

El coste principal de tener hijos es la pérdida de tiempo.

Si consideramos a los hijos como bienes normales, el aumento de los salarios debería aumentar su demanda. Sin embargo, el aumento de salarios tiene dos efectos: el efecto sustitución, que disminuye la demanda, y el efecto renta, que la aumenta.

Generalmente, las madres son quienes dejan el trabajo para cuidar a los hijos, experimentando el efecto sustitución. Si los hijos fueran bienes normales, su demanda debería aumentar con el salario. Sin embargo, se observa una disminución, ya que el aumento de la renta suele ir acompañado de un aumento en el coste del tiempo.

Cuanto mayor sea el salario de la madre en relación con el precio de los servicios sustitutivos, es más probable que sustituya su tiempo.

Los padres obtienen beneficios no solo del número de hijos, sino también de la calidad de cada uno. Dado que la fertilidad y el cuidado de los hijos están relacionados con la decisión de la mujer de trabajar, se deduce que los hijos serán más caros para aquellas con sueldos elevados, por lo que estas mujeres demandan menos hijos.

Inversión en Capital Humano

Supongamos que hombres y mujeres tienen los mismos años de escolaridad, la misma productividad en empleos remunerados y la misma productividad en tareas domésticas, excepto en el cuidado de los niños, donde la mujer tiene ventaja comparativa. En este caso, las mujeres tienen ventaja comparativa en la producción doméstica y los hombres en los trabajos remunerados.

La ventaja comparativa favorece la dedicación de los hombres al trabajo remunerado y de las mujeres al trabajo doméstico.

Distribución de los Beneficios del Matrimonio

En el “mercado matrimonial”, cada persona busca el mejor matrimonio posible, considerando sus beneficios y costes. Es decir, se espera que elijan a su pareja de forma que maximicen sus propios beneficios. Por lo tanto, una teoría económica del matrimonio implica que la producción total generada en el matrimonio (elementos materiales y espirituales) será mayor que la suma de lo que cada miembro podría producir por sí solo. Nadie accede a un matrimonio en el que su participación sea menor que los beneficios que obtiene estando separado, por lo que ni hombres ni mujeres pueden ser explotados en el matrimonio.

El divorcio es menos probable cuanto más hijos tenga el matrimonio. Los matrimonios a edad temprana o con embarazos prematrimoniales suelen acabar en divorcio.

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