La Autofinanciación Empresarial
La financiación interna o autofinanciación la constituyen los beneficios no distribuidos que se retienen en la empresa para financiar el mantenimiento o la ampliación de su actividad. Son fondos que la empresa obtiene por sí misma sin necesidad de acudir a las instituciones financieras (deuda) o solicitar nuevas aportaciones a sus socios (ampliación de capital).
En el concepto de autofinanciación hay dos componentes:
- Autofinanciación de enriquecimiento: Son los beneficios retenidos en forma de reservas.
- Autofinanciación de mantenimiento: Recoge las dotaciones de fondos que la empresa destina cada año para compensar el desgaste de sus equipos o en previsión de gastos y riesgos futuros.
Autofinanciación de Enriquecimiento
La parte de los beneficios que los socios renuncian a repartirse pasa a formar parte de los fondos propios de la empresa (patrimonio neto) como complemento del capital social y con el nombre de reservas. Cuanto menos dividendos se repartan, más recursos internos tendrá la empresa y mayor será su capacidad de autofinanciación; pero no hay que olvidar que el reparto de dividendos da un claro mensaje al mercado financiero sobre la buena marcha de la empresa y sobre sus expectativas, es decir, es una señal positiva para los inversores interesados en la empresa y, por tanto, para sus posibilidades de financiación futura.
Según la causa que motiva la retención de beneficios, las reservas pueden ser:
- Reservas legales: Son las constituidas obligatoriamente por ley en las sociedades anónimas, con un mínimo del 10% de los beneficios obtenidos hasta que dicha reserva alcance el 20% del capital.
- Reservas estatutarias: Se constituyen en virtud de los acuerdos recogidos en los estatutos de la sociedad.
- Reservas voluntarias: Son las constituidas por acuerdo voluntario de los socios.
Suponen un incremento de los fondos propios de la empresa y fuente de autofinanciación para el enriquecimiento de la empresa.
Autofinanciación de Mantenimiento
Mientras que la autofinanciación de enriquecimiento persigue que la empresa crezca, la autofinanciación de mantenimiento trata de conservar intacta su capacidad productiva. Este tipo de autofinanciación está constituido tanto por los fondos que la empresa destina para amortizar sus equipos productivos y poder renovarlos en el futuro como los recursos o fondos que se reservan en forma de provisiones para hacer frente a futuras contingencias y riesgos.
Las amortizaciones: Los equipos productivos (instalaciones, herramientas, maquinaria, mobiliario,…) van perdiendo valor con el paso del tiempo como consecuencia de su uso o por envejecimiento tecnológico. Esta pérdida de valor o depreciación se refleja en el cálculo de los beneficios bajo el concepto de amortización.
Amortizar un bien supone cuantificar su depreciación, es decir, reflejar como un coste más la parte que se ha consumido del valor total del bien durante un período de tiempo.
Por tanto, las amortizaciones son costes de producción, al igual que los salarios o cualquier otro gasto, ya que la pérdida de valor experimentada por los bienes de la empresa se debe a su uso en el proceso productivo. Como cualquier otro coste, la amortización estimada de un período se deduce de los ingresos para calcular los beneficios. De este modo, estos fondos que se detraen de los beneficios son una forma de autofinanciación destinada a ir recuperando poco a poco los bienes amortizables para poder reponerlos cuando se necesite.
Las provisiones: Son fondos que se reservan para cubrir riesgos o posibles pérdidas futuras y cuya dotación se realiza antes del cálculo de los beneficios. Estos riesgos o contingencias pueden derivarse de probables indemnizaciones por litigios en marcha de la empresa, de posibles rupturas de contratos, posibles impagos,… Mientras estos fondos que se reservan no tengan que utilizarse para cubrir los fines previstos, la empresa los podrá emplear para autofinanciar parte de sus inversiones.
Ventajas e Inconvenientes de la Autofinanciación
La autofinanciación permite a la empresa una mayor autonomía e independencia financiera, a su vez, mejora su solvencia al aumentar los fondos propios. Además, para las pymes constituye la principal fuente financiera, dadas sus dificultades para acceder a otras fuentes. Por otra parte, son recursos que no es preciso remunerar explícitamente, aunque sí tienen un coste de oportunidad asociado. Esto puede convertirse en un inconveniente, ya que, como por estos recursos no hay que pagar intereses, pueden usarse en inversiones poco rentables. Otro inconveniente es el posible conflicto entre los intereses de accionistas y directivos. Cuanto menos beneficio se reparta, mayor será la autofinanciación para nuevas inversiones, pero menor será la rentabilidad para los accionistas, por lo que debe buscarse el equilibrio entre ambos intereses.