Autofinanciación
La Autofinanciación de Mantenimiento
Mientras que la autofinanciación de enriquecimiento persigue el crecimiento de la empresa, la autofinanciación de mantenimiento trata de mantener intacta su capacidad productiva.
Esta forma de autofinanciación está constituida tanto por los fondos que la empresa destina para ir amortizando sus equipos y poder renovarlos como por los recursos o fondos que se reservan para hacer frente a futuras contingencias y riesgos.
Las Amortizaciones
Los equipos productivos van perdiendo valor con el paso del tiempo como consecuencia de su uso o por envejecimiento tecnológico. Esta pérdida de valor o depreciación se refleja en el cálculo de los beneficios bajo el concepto de amortización.
Amortizar un bien supone cuantificar su depreciación, es decir, reflejar como un coste más la parte que se ha consumido del valor total del bien durante un período de tiempo.
Las Provisiones
Son fondos que se reservan para cubrir riesgos o posibles pérdidas futuras y cuya dotación se realiza antes del cálculo de los beneficios. Estos riesgos o contingencias pueden derivarse de probables indemnizaciones por litigios de posibles rupturas de contratos, etc. Mientras no tengan que utilizarse, la empresa los podrá emplear para autofinanciar parte de sus inversiones.
Ventajas e Inconvenientes de la Autofinanciación
- La autofinanciación permite a la empresa una mayor autonomía e independencia financiera, y a su vez, mejora su solvencia al aumentar los fondos propios.
- Para las PYMES constituye la principal fuente financiera, dadas sus dificultades para acceder a otras fuentes.
- Por otra parte, son recursos que no es preciso remunerar explícitamente, aunque sí tienen un coste de oportunidad asociado.
- Otro inconveniente es el posible conflicto entre los intereses de accionistas y directivos. Cuanto menos beneficio se reparta, mayor será la autofinanciación para nuevas inversiones, pero menor será la rentabilidad para los accionistas.
Financiación a Corto Plazo
Las fuentes de financiación ajena a corto plazo se utilizan para financiar operaciones del ciclo de explotación. Entre las más utilizadas destacan: el crédito comercial de proveedores, los préstamos y créditos bancarios a corto plazo, el descuento comercial y el factoring.
El Crédito Comercial de Proveedores
Las empresas no pagan al contado las materias primas o mercaderías que les suministran sus proveedores. El aplazamiento del pago equivale, de hecho, a la obtención de un crédito concedido por los proveedores por el tiempo que dura el aplazamiento. Esta forma de financiación se conoce como crédito comercial o de funcionamiento.
Al ser operaciones habituales, las condiciones están establecidas y son conocidas por ambas partes (proveedor y cliente), y no requieren una negociación concreta en cada operación. Este carácter automático, cómodo y “gratuito” hace que sea uno de los créditos a C/P más utilizados.
La operación suele formalizarse con un simple endeudamiento en cuenta por el importe de la factura, o mediante aceptación de letra de cambio. La garantía para el proveedor se halla en la solvencia de la empresa y en la confianza de la relación, y su plazo es variable: a fin de mes, a 30, 60, ó 90 días, etc.
Los Préstamos o Créditos Bancarios
La operación consiste en que el banco concede a la empresa una determinada cantidad o límite de dinero. El banco abre una cuenta corriente de cuyo dinero la empresa puede disponer según lo vaya necesitando, dentro de ese límite. Así, la empresa solo paga intereses por las cantidades efectivamente utilizadas y por el tiempo que emplea cada cantidad, y no por el total del crédito concedido, con lo que el coste por intereses disminuye, los intereses del crédito son superiores a los del préstamo.
El Descuento Comercial o Descuento de Efectos
Los derechos de cobro (letras de cambio, pagarés, etc.) pueden transformarse en dinero antes de su fecha de vencimiento. Cuando las empresas necesitan liquidez, en lugar de esperar a que llegue el vencimiento pueden aprovechar la posibilidad que ofrecen los bancos de adelantar el dinero a través del descuento de efectos. Al descontar los efectos, estos quedarán en poder del banco, quien abonará a la empresa su importe menos los gastos.
El descuento de efectos supone para la empresa un préstamo del banco, ya que podrá disponer de los fondos antes de lo previsto, aportándole la liquidez que la empresa necesita. Sin embargo, el riesgo para la empresa no desaparece hasta que el deudor haya pagado, ya que, en caso de resultar impagado el efecto, el banco le retira el dinero que le adelantó y le devuelve el efecto.