Intensificación y Multilateralidad del Comercio Internacional
La teoría del comercio de David Ricardo propone que la especialización internacional ha de buscarse en la ventaja comparativa, que define como: «Si el coste de producir artículos manufacturados, expresado en alimentos, en una economía es más bajo que en otra, la primera tiene una ventaja comparativa en artículos manufacturados, y la segunda tiene una ventaja comparativa en producir alimentos». Así, el coste de un tipo de producto en términos de otro es la reducción en la producción de alimentos necesaria para aumentar la producción de artículos manufacturados, manteniendo constante el nivel de utilización de los recursos. Tiene varias limitaciones: no pone el énfasis más que en la oferta sin tener en cuenta la demanda, no tiene en cuenta el coste del transporte y la distancia de los mercados, tampoco cita que los aranceles son un medio artificial de eliminar la ventaja comparativa.
Se ha formulado otra definición, la teoría de Heckscher-Ohlin. Sostiene que los factores de producción (tierra, trabajo y capital) no se mueven mucho a través de las fronteras nacionales y no pueden utilizarse así en las proporciones más adecuadas para aumentar al máximo la productividad. Una nación exportará productos intensivos en el factor de producción que es relativamente abundante y, complementariamente, importará productos intensivos en otro tipo de factor de producción.
Ejemplos:
- Inglaterra: con ventaja en productos intensivos en carbón, como el hierro.
- Europa continental: con ventaja en manufacturas de valor añadido que no son intensivas en carbón.
- EE.UU.: dispone de todos los recursos y en cantidad.
El aumento del comercio internacional tiene distintas causas (inicios de la globalización):
- Más oferta por el progreso técnico en agricultura e industria.
- Más demanda por aumento y movilidad de la población.
- Más factores por mayor disponibilidad de recursos naturales.
- Más poder adquisitivo por crecimiento de la renta real.
- Más riqueza por acumulación de capital.
- Una política favorable, extensión del libre comercio.
- Mejores medios por el progreso técnico.
Simon Kuznets llevó a cabo el estudio del comercio internacional y dice que de 1820 a 1913 hubo elevadas tasas de crecimiento del comercio internacional y que el comercio mundial creció a unos ritmos muy superiores al ritmo de la producción mundial.
Las Políticas Comerciales: del Proteccionismo al Librecambio (1820-1913)
Entre 1820 y 1913 es época del libre cambio. Se caracteriza por una gradual liberalización de los controles sobre los flujos de bienes de capital y mano de obra, con lo que quedan ligadas más estrechamente las economías de todos los países a medida que avanza el siglo XIX. A principios del siglo XIX existían dos tipos de obstáculos: una barrera natural, que era la lentitud y dependencia climática del transporte, y una barrera artificial, el conjunto de gravámenes y controles sobre importaciones y exportaciones de cada país.
La defensa de Smith del comercio internacional libre deriva de su análisis de la especialización y división del trabajo, tanto entre las personas como a nivel de las naciones, y se basa en la diferencia en los costes de producción absolutos, como puede ser el coste de producir vino en Escocia en comparación con el coste de producción para producirlo en Francia o Portugal, y, viceversa, el coste de producción de manufacturas en Inglaterra con el coste de manufacturas en Portugal. Esta idea es el germen del principio de la ventaja comparativa, base de la teoría moderna de comercio internacional. Para la difusión del comercio hay dos etapas: implantación primera en Inglaterra, es decir, a nivel nacional, y otra de difusión internacional. A nivel nacional también hay dos etapas: la explicación teórica y la puesta en práctica por el gobierno, las reformas del gobierno de esos principios, esas recomendaciones, lo cual tenía que entender el beneficio que iba a reportar.
Las dos reformas esenciales fueron abolir en la década de 1840 la «Corn Law» o «Leyes de Grano», que protegían la agricultura inglesa, y la otra gran ley proteccionista era la ley que protegía su transporte, «Navigation Act». Paralelamente, se impulsa una reducción de aranceles tanto a las importaciones como a las exportaciones, que hace que la mayoría de artículos quedasen sin o con un número mínimo de gravámenes, salvo en un número mínimo de artículos considerados de lujo.
El Tratado de Cobden-Chevalier y la Cláusula de Nación Más Favorecida (NMF)
El segundo paso fue la adopción internacional. El movimiento hacia una vigencia librecambista se puede situar en 1860 con la firma del tratado comercial anglofrancés de Cobden-Chevalier, por el que ambos países acuerdan reducir los aranceles y quitar prohibiciones a sus importaciones. Así, Inglaterra a los vinos franceses y Francia a los textiles derivados del hierro ingleses. Así se rompe la fuerte tradición proteccionista que había existido entre ambos países. Los contactos entre Cobden y Chevalier obedecen a la idea ya asumida en Inglaterra de que la difusión de los beneficios derivados de las prácticas librecambistas eran tan obvias que todos los demás países reconocerían sus ventajas y las adoptarían espontáneamente. Un elemento importante en esa difusión fue la cláusula que incluía el tratado, esta cláusula se llama «nación más favorecida (NMF)». Por ella, existe un acuerdo por el cual si alguno de los dos países firma otro acuerdo con terceros, las ventajas comerciales de los primeros se aplican y amplían a dichos terceros, es decir, se amplía el tratamiento de nación más favorecida. Como durante la década de 1860 Francia negoció acuerdos con Bélgica, Italia, Alemania, países centroeuropeos, etc., el resultado fue una ampliación automática de los beneficios de nación más favorecida. Inglaterra también extendió esos acuerdos y, con ello, una reducción de tarifas. Esa eliminación de aranceles significaba menor ingreso para la Hacienda, que se quiso compensar con un nuevo impuesto sobre la renta. En consecuencia, hubo una corriente de expansión de libre comercio por toda Europa y, seguidamente, se extiende a ultramar, conteniendo todos la cláusula NMF. Como consecuencia, siempre que entraba en vigor un nuevo tratado se eliminaban aranceles, y así durante toda la década de 1860 Europa estuvo más cerca del libre comercio completo. Este llegó después de la Segunda Guerra Mundial o con la creación de la Comunidad Económica Europea. Las consecuencias de esta red de tratados comerciales fueron espectaculares:
- Directas: volumen del comercio internacional, que ya había aumentado bastante con las reformas inglesas, hacia 1890 vuelve a acelerarse en torno a un 10% anual en esos años. La mayor parte del comercio era intraeuropeo, pero las naciones de ultramar poco a poco también participan.
- Indirectas: los tratados propician una reorganización industrial como consecuencia de la mayor competencia. Las empresas obsoletas que habían sobrevivido gracias a la protección de aranceles y prohibiciones tuvieron que reorganizarse, mejorar su tecnología. Promovieron de esta forma la eficacia técnica, la difusión tecnológica y el aumento de la productividad, porque la cláusula NMF impedía la discriminación en política comercial, ya que la reducción de aranceles de un país significaba que automáticamente se reducían para todos los países con el tratamiento NMF. En resumen, los resultados indirectos de un tratado NMF para la expansión comercial solían exceder a los efectos estrictamente directos.
Defensores del Proteccionismo y la Crisis de 1870
A pesar de este dominio librecambista, hubo defensores de los argumentos proteccionistas, pero no de carácter general como defendía el mercantilismo, sino solo individual y transitorio. Con la idea de defender la etapa de industria naciente de la mayor competencia de los países desarrollados, salen defensores como A. Hamilton para EE.UU., que tiene un informe sobre las manufacturas en ese sentido, y Friedrich List para Alemania, que tiene una publicación de 1841 con el título «El sistema nacional de economía política». Esa vigencia internacional tuvo una interrupción con la crisis de 1870, en la cual algunos países, para evitar competencia, recurren a los gravámenes aduaneros. Son importantes las tarifas que aprueba EE.UU., como las Tariff Act que en 1870 propone para EE.UU. McKinley.
Crecimiento del Comercio Exterior y la Dirección del Comercio Mundial
Considerando un subperíodo de 30 años, el comercio exterior crece a porcentaje de entre 30 y 60% en cada década, situando la fase de mayor aumento entre 1840 y 1870. El crecimiento neto hasta 1914 fue de unas 25 veces, en tanto que la producción mundial no llega a triplicarse y el valor de ese comercio se multiplica por 11. De estas cifras se pueden extraer algunas conclusiones: la continua aparición de nuevas naciones que participan en ese comercio, una propensión a comerciar que tienen todos los países durante estos años y, por último, una actitud favorable de apoyos institucionales y tecnológicos que refuerzan los intercambios exteriores (cuantificación). La dirección del comercio estaba dominada por Europa en el comercio mundial, porque en este período la mayor parte de los intercambios consistía fundamentalmente en relaciones de intercambios intraeuropeas y complementariamente de Europa con los países de ultramar, en especial los colonizados por países europeos. Esta hegemonía comercial se mantuvo hasta 1913 a pesar del continuo crecimiento de la proporción norteamericana y el descenso de la tendencia europea, especialmente de Inglaterra, que desciende en su participación. En 1913, Europa representaba el 65% de las importaciones mundiales y el 59% de las exportaciones, aproximadamente 3/5 intraeuropeo, 1/5 con ultramar y 1/5 con otras regiones. En tanto que EE.UU. representaba el 12 y 15% respectivamente. Así, hay una complementariedad y dependencia de los mercados de Europa y de ultramar, en mayor medida de estos últimos con relación a los primeros. Así, los 2/3 del comercio latinoamericano se realizaban con Europa, sobre todo con Inglaterra, Alemania, Francia y España, y si se incluye la relación con EE.UU., la proporción alcanza el 90%. A principios del siglo XX, el comercio asiático y africano era todavía más dependiente de los mercados europeos que del latinoamericano, especialmente en lo que se refiere a Inglaterra, principal fuente de suministro y con mucha diferencia principal destino o comprador de sus productos.
Composición del Comercio Mundial y Mejoras en el Transporte
En cuanto a la composición del comercio mundial, el rasgo más destacable es la evolución por la cual tiende a descender la participación de los productos primarios y manufacturas tradicionales textiles y, al contrario, una mayor cuantía de los productos industriales de los sectores modernos (siderurgia, química, ingeniería, bienes de equipo, etc.) que lleva consigo un valor creciente en el balance económico. De todas esas participaciones, el caso más negativo es el de Inglaterra que, a causa del fenómeno conocido como climaterio inglés, lleva a cabo una pérdida en la participación por una pérdida en la capacidad competitiva de sus empresarios y empresas. Favorece a ese comercio las mejoras en los transportes terrestres (ferrocarril) y marítimo (navegación a vapor con barcos de hierro en vez de madera) con muchas ventajas: reducción del tiempo, reducción del coste, más capacidad de cargas, independencia climática. Los economistas han elaborado el concepto de ahorro social, que pretende calcular esas ventajas cuantificables como otras más difícil de calcular, por ejemplo, el ahorro de tiempo. Esto se puede traducir en el concepto de ahorro social, que se define como el ahorro conseguido por un medio de transporte más eficaz con relación a otro alternativo con otro menos eficiente, por ejemplo, el ferrocarril respecto a los canales interiores y que puede suponer un margen apreciable del producto nacional. Ese ahorro se puede destinar a una reinversión.