Devaluación Monetaria y Competitiva: Impacto y Teoría de Áreas Monetarias Óptimas

Devaluación de la Moneda y Devaluación Competitiva o Interna

Devaluación de la Moneda

Consiste en modificar los tipos de cambio de la moneda nacional con una, varias o todas las divisas, de manera que sea más atractiva, o mejor dicho, más barata, de cara al exterior. La devaluación monetaria modifica únicamente los precios interiores con respecto a los exteriores, pero deja intacta la relación interna de precios y, en consecuencia, la distribución de la renta. Suele ser empleada como medida a corto plazo, ya que normalmente tras la devaluación, la moneda se autorregulará en el mercado de divisas de manera que vuelva a su estado original.

El proceso de ajuste es el siguiente: como se abarata nuestra moneda, nuestras exportaciones son más atractivas de cara al exterior, y con lo cual entran más divisas a la economía, o dicho de otro modo, aumenta la oferta de divisas, haciendo que el precio de ésta disminuya para nosotros, o lo que es lo mismo, que el valor de nuestra moneda hacia el exterior aumente. Otro factor a tener en cuenta es que una devaluación monetaria es efectiva si el resto de países nos lo permite, de manera que ellos tampoco abaraten su moneda. La devaluación monetaria, además, contribuye al desapalancamiento exterior (a minorar el endeudamiento exterior).

Devaluación Competitiva o Interna

Consiste en minorar el nivel de precios de la economía para hacerla más atractiva de cara al exterior. La principal variable que se ajusta son los salarios, para que los costes de las empresas disminuyan y se repercuta en el precio de los bienes y servicios producidos. Contención salarial, flexibilización del despido y reformas laborales son los términos más utilizados. El impacto inicial en la economía es un aumento de la tasa de desempleo. Lo que posteriormente se espera que ocurra con este segmento de la población desempleada es que se reubique en aquellos sectores más rentables y, el monto restante, que emigre a otros países.

Para que esto ocurra, claro está, debe existir una alta movilidad del factor trabajo, que permita, por una parte, una rápida reubicación hacia los sectores con mayores rendimientos, y por otra, que no existan trabas económicas y político-culturales a la emigración. Actualmente España se halla en un proceso de devaluación interna. De 1999 hasta 2008, justo antes de la crisis financiera internacional, los precios españoles aumentaron un 34,28 %, frente al 17,42 % de Alemania. Esto se traduce en una pérdida progresiva de competitividad de España en contra de Alemania. Para volver a recuperarla, España deberá reducir su nivel de precios o que éste aumente en menor cuantía que el del resto de países, lo cual implica unas tasas de inflación muy bajas (por no decir deflación). Para reducir el nivel de precios, los salarios deben de bajar, para que las empresas puedan reducir sus costes y repercutirlos en el nivel de precios. Como los salarios disminuyen y se flexibiliza la contratación de empleados, aumenta la tasa de paro. Esto es lo que ha ocurrido con el sector inmobiliario en España: se ha facilitado el despido y la contención salarial, se ha creado un segmento de desempleados fruto de esta reforma salarial (además de por el propio estallido de la burbuja inmobiliaria) y estos han de reubicarse en los sectores más productivos. Pero para que pueda darse esto, debe existir alta movilidad del factor trabajo, y el sector inmobiliario es altamente inflexible, es decir, la formación necesaria para ejercer de obrero o albañil escasamente puede solaparse en otros oficios. Por otra parte, existen barreras no tanto económicas como culturales y lingüísticas a la emigración de estos desempleados al resto de países de la unión. Por lo comentado anteriormente, la devaluación competitiva conlleva una redistribución de la renta.

Teoría de las Áreas Monetarias Óptimas

Robert Mundell, premio Nobel de Economía en 1999, desarrolló en los años setenta la teoría de las áreas monetarias óptimas, en la cual establecía los supuestos básicos y necesarios para que un área monetaria funcionara correctamente, y los beneficios asociados al establecimiento de una moneda común fuesen mayores a sus costes. Un régimen monetario será conveniente según cumpla más test, a saber:

1. ¿Presentan los países o grupo de países que se van a integrar comportamientos económicos cíclicos?

Es decir, si los desajustes coyunturales afectan a ambas economías de la misma manera, provocando cambios en macromagnitudes similares. Que dos economías presenten ciclos económicos similares es una consecuencia de una estructura interna relativamente común, es decir, que sus estructuras productivas se parezcan. En el caso de España, podemos afirmar que no se cumple este supuesto o test con respecto a un país socio como Alemania. Mientras que la economía española está basada en el sector servicios, la alemana es principalmente industrial. Este supuesto es complicado que se dé; de hecho, ni todos los estados de un país como EE. UU. lo cumplen (California y Nueva York presentan ciclos económicos diferentes: puede existir una crisis en California que en nada se manifiesta en Nueva York).

2. Si el primer test no se da… ¿podemos decir que existe una gran movilidad del factor trabajo?

Si volvemos al caso español-alemán, podemos afirmar que no, ya que, aunque las barreras técnicas se hayan eliminado con la integración monetaria (esto es, regulación laboral, libre circulación de las personas por la UE y un largo etc.), nos sigue separando una barrera lo suficientemente grande como para impedir emigrar a Alemania: el idioma. En el caso estadounidense, la respuesta es que sí: las familias californianas son mucho más flexibles en este aspecto, y no solo porque el idioma sea el mismo, sino porque tienen mayor predisposición a realizar el traslado y el cambio.

3. Y por último, si ninguno de los test anteriores se da, ¿existe un gobierno común, que sea capaz de distribuir rentas de los estados sin crisis o ya recuperados, a aquellos que aún sufren recesión?

La respuesta para España es que no: ya nos gustaría recibir subsidios alemanes para recuperar nuestra economía. Este llamado federalismo fiscal, que no se da en Europa, junto con los dos test anteriores, hacen que la UE no sea un área monetaria óptima. Muchos economistas previeron, con la teoría de Mundell como dogma, que la implantación de la Unión Económica y Monetaria de Europa requería de unos mayores esfuerzos previos, como la implantación de esta hacienda comunitaria. Si volvemos al caso estadounidense, sí que existe transferencia de rentas de las zonas ricas a las pobres.

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