1. Un crecimiento fuerte, global y diferenciado
La época dorada del capitalismo, que abarcó desde 1950 hasta 1973, se caracterizó por un notable crecimiento económico en la mayoría de los países.
Sin embargo, este crecimiento global presentó diferencias entre los países avanzados y el resto del mundo. El desarrollo de los países avanzados se rigió por dos principios:
- El crecimiento es mayor cuanto más atrasado se encuentra el país al principio del proceso.
- La tendencia es que los países avanzados alcancen los niveles del país líder en términos de renta (catching up), que en ese momento era Estados Unidos.
Las regiones menos desarrolladas se vieron favorecidas por la llegada de la industrialización debido a:
- El progreso agrario, que incrementó la renta y liberó mano de obra.
- El interés de los gobiernos en fomentar la industrialización, facilitando la circulación de capital.
- Salarios más bajos y la disminución de los costes de transporte.
Los inversores extranjeros buscaban en estos países, que estaban comenzando su industrialización, una disminución de los controles y de las obligaciones laborales, de calidad, de seguridad o fiscales.
2. Las bases del crecimiento general
Los pilares del crecimiento económico de la época dorada se basan en el capital, en factores sociales y políticos a largo plazo que generaron una fuerte capacidad social de crecimiento gracias a un entorno capacitado y receptivo. Este crecimiento global y equilibrado se puede analizar desde dos perspectivas: el impulso de la oferta y el crecimiento de la demanda.
2.1 El impulso de la oferta
Diversos factores impulsaron la oferta durante este período:
- Alta tasa de inversión:
- Crecimiento de los beneficios por encima de las tasas de interés y de la inflación.
- El aumento del ahorro.
- Una importante inversión del exterior.
- Progreso técnico:
- La convergencia tecnológica (absorción de la tecnología americana).
- La industrialización de nuevos países.
- La moderación de los precios de la energía y de las materias primas.
- El fuerte crecimiento de los rendimientos agrarios, que abarató la alimentación y liberó una gran cantidad de población del campo.
- Terciarización de la economía.
- Liberación de la economía mundial: incremento de la libertad de circulación de mercancías, servicios y factores de producción.
- Creación de instituciones que favorecieron el crecimiento económico:
- En el interior del país, subvencionando las industrias nuevas y favoreciendo la cooperación entre los agentes sociales.
- En el exterior, facilitando los intercambios y los medios de pago internacionales.
La productividad total de los factores: principal instrumento
El incremento de los factores de producción (capital y trabajo) se vio impulsado por la mejora de la productividad total de los factores, a su vez impulsada por la superación del proteccionismo. La clave principal fue la transferencia de tecnología.
El aumento del trabajo industrial se produjo como consecuencia del crecimiento demográfico, especialmente por el incremento de la tasa de población activa y por el trasvase de mano de obra del sector primario al secundario.
El incremento del factor capital, además de las ayudas y de los créditos exteriores, se obtuvo de la reinversión de beneficios y del incremento de la propensión a invertir.
Innovaciones tecnológicas
La época dorada coincide con la Segunda Revolución Tecnológica. La madurez tecnológica, la amplitud de la demanda y la competencia se tradujeron en un aumento del gasto en investigación y desarrollo.
Según la teoría de la productividad marginal, el precio de un bien en el mercado está definido por los costes de producción de la empresa más eficiente que sobrevive. Cada vez que una empresa logra rebajar sus costes de producción, expulsa del mercado a las empresas menos eficientes, que ya no encuentran compradores para sus productos a precios superiores a sus costes de producción.
La transferencia tecnológica
La absorción de la tecnología del país líder (Estados Unidos) por parte de la UE y de Japón permitió el catching up, principalmente mediante la adopción del taylorismo (producción en masa). Esta adopción exigía la presencia de capital, mano de obra y mercados suficientes.
Disponibilidad y abaratamiento de las materias primas y de los recursos energéticos
Debido a la eficiencia ofrecida por el crecimiento global, aumentó la demanda de materias primas. La modernización de las explotaciones generó un aumento de la producción y de la productividad suficiente como para compensar los precios.
Otro factor importante fue que la llegada de la tecnología trajo consigo un aumento del consumo de energía.
La producción mundial del petróleo se enfrentó a un gran obstáculo: el transporte a largas distancias. Esto obligó a la construcción de oleoductos, de modo que la oferta acabó superada por la demanda, provocando una disminución del precio del petróleo. Para controlar el precio, se creó en 1960 la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo).
La doble revolución agrícola: motorización y semillas
La agricultura fue el sector con la transformación más radical, experimentando dos procesos independientes pero con gran potencial combinados: la mecanización, que ahorra trabajo e incrementa la productividad, y la revolución verde, que aumenta la producción y, por lo tanto, los rendimientos. Esta última tenía la ventaja de ser más barata y, por lo tanto, más accesible para los países menos desarrollados. Ambos procesos tienen un origen científico o tecnológico.
La motorización sustituye el esfuerzo humano y animal
La revolución verde abarcó desde la adopción de semillas híbridas hasta el uso de fertilizantes específicos, pasando por sistemas de regadío más eficientes, como el riego por goteo. En la ganadería, se mejoraron las razas por selección natural y por inseminación artificial, se implementó el engorde intensivo y estabulado, y se alimentó al ganado con piensos industriales.
Los beneficios del crecimiento de la productividad fueron para los consumidores y para los agronegocios.
Estos factores que aumentaron el rendimiento generaron un mayor número de excedentes, gracias también a las subvenciones ofrecidas por la Política Agrícola Común (PAC) de la Comunidad Europea.
2.2 El gran crecimiento de la demanda
Las altas tasas de crecimiento fueron posibles gracias al círculo virtuoso generado por la interacción positiva entre la producción (oferta) y la demanda.
Incluso con innovaciones tecnológicas, el incremento de la oferta solo se produce si responde a una demanda solvente adecuada. La demanda solvente (presente o previsible) es el impulso principal para la inversión y el aumento de la producción. Para que las expectativas de beneficios sean suficientes para atraer capitales, es necesario que los costes de producción se mantengan por debajo de los precios de venta esperados. Los costes se pueden ver reducidos por la aplicación de innovaciones.
En los países occidentales, la demanda creció por:
- Las políticas de pleno empleo.
- El crecimiento general de la renta, generado por el incremento de la productividad.
- El crecimiento de la renta real familiar, debido a la mejora de los salarios individuales, un mayor número medio de salarios individuales y el aumento de la propensión al gasto de las familias.
- El aumento de la demanda generada por el sector público.
- El aumento del crecimiento exterior.
El crecimiento de la demanda, acompañado por un fuerte incremento de la productividad, aseguró un crecimiento estable, que a su vez fue la base de la buena disposición de los empresarios para invertir y de las familias para consumir.
La reintegración de la economía internacional
Tras la Segunda Guerra Mundial, se llevó a cabo una reintegración de la economía mundial, evitando las dificultades comerciales y monetarias que en los años treinta habían provocado las barreras arancelarias y la contingentación de importaciones.
Intensificación del comercio exterior
La liberalización de la economía y la libertad de circulación de personas, capitales y productos constituyen el aspecto diferencial más claro entre las políticas económicas internacionales anteriores y posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
El aumento del comercio se debió especialmente al crecimiento de los intercambios entre países desarrollados, que consistían básicamente en productos manufacturados. El comercio en los países subdesarrollados fue inferior y se basaba en la importación de manufacturas y en la exportación de materias primas.
El comercio permite la especialización y la compra de aquello que se necesita en el lugar donde esté más barato. Además, permite obtener economías de escala, beneficiando a los sectores más dinámicos.
La contención de los problemas monetarios
El éxito de Bretton Woods y de las instituciones internacionales creadas a partir de esta reunión fue parcial: si bien no se solucionaron los problemas monetarios, el sistema de Bretton Woods y la colaboración de los bancos centrales permitieron contenerlos.
El patrón dólar-oro
A pesar de las presiones de Estados Unidos, el sistema de cambios fijos se puso en marcha mucho más lentamente de lo previsto. Estados Unidos mantenía una balanza comercial favorable, de modo que el déficit provenía del gasto militar y de las inversiones exteriores.
Desajustes de la paridad dólar-oro
Estados Unidos abusó de su poder: en 1963, los bancos extranjeros contenían más dólares que oro tenía Estados Unidos, lo que significaba una sobrevaloración del dólar. Esto podía terminar en una crisis si esos bancos pedían la conversión.
Para no agravar la situación, se negociaron varios acuerdos internacionales: acuerdos entre los bancos centrales para retrasar la petición de pago (acuerdos bilaterales de crédito o swap) y aumento de las cuotas del FMI para incrementar la liquidez del sistema.
El principal factor de mantenimiento del dólar fueron los eurodólares (dólares en bancos europeos).
La devaluación del dólar se pospuso por el miedo a la crisis mundial que podría comportar y la consiguiente decisión de continuar acumulando dólares a pesar del convencimiento de su sobrevaloración.
El fin del sistema de Bretton Woods
Desde 1960, las tensiones en el sistema financiero mundial eran cada vez mayores, debido al valor oficial del dólar respecto al oro.
Existían varias alternativas: revaluación de las otras monedas occidentales, devaluar el dólar o romper la convertibilidad dólar-oro, dejando al mercado determinar el valor de todas las monedas.
La suspensión de la convertibilidad oro-dólar marcó el principio de la crisis que puso fin a la época dorada.