Relación entre la economía real y la economía de las grandes empresas
La relación entre la economía real y la economía de las grandes empresas es la que registra el mayor volumen de intercambios monetarios, aunque no necesariamente los de mayor importe. Podemos distinguir:
- Flujos de carácter productivo (bienes y servicios): estos no generan oferta monetaria.
- Flujos puramente financieros: estos sí generan oferta monetaria, aunque existen restricciones como el control de la inflación (que, sin embargo, no siempre se respeta, ya que no repercute en el indicador de inflación).
Existe una separación de la fórmula de Fisher. En la economía de las grandes empresas no hay un control inflacionario como sí lo hay en la economía real. Si en la economía real sube la masa monetaria y la velocidad del dinero, y la cantidad de bienes en la economía permanece igual, el índice de precios no puede subir más del 3%. Esto provoca que toda la masa monetaria creada por la flexibilización cuantitativa se dirija hacia la economía de las grandes empresas. Este dinero, en lugar de ir hacia actividades productivas que reactiven la economía, va hacia el mercado de valores, provocando una inflación de activos y un crecimiento de la bolsa basado en dinero ficticio. Debido a la flexibilización cuantitativa, vivimos en una crisis constante, con un aumento continuo de la masa monetaria que fluye hacia la economía de las grandes empresas. Esto afecta a la economía real, ya que disminuye nuestra renta disponible y crea un esquema de apropiación de nuestras rentas. En esta relación se produce uno de los mecanismos de vigilancia y control más importantes.
Relación entre los organismos internacionales y el Estado
Esta relación se da en dos direcciones diferentes, dependiendo de si la economía es dominante o dominada. En el caso de las economías dominantes, estas imponen ciertas políticas a los organismos internacionales, que luego son aplicadas a las economías dominadas. Estas políticas se presentan como recomendaciones, pero su incumplimiento limita el acceso al crédito y la negociación de la deuda (como en el caso de España y la reforma de la Constitución, o Grecia y la privatización de empresas para pagar la deuda).
Un efecto más generalizado es el control de la inflación impuesto a través de las recomendaciones del FMI. Este control solo se aplica a la economía real, lo que significa un control de los salarios y de los bienes que la gran empresa se abastece de la pequeña, manteniendo así estables los costes de la gran industria y favoreciendo la apropiación de rentas de la economía real.
Este indicador de inflación es ineficiente, ya que excluye e incluye determinados productos que no representan la realidad de los actores económicos. Esta política de control inflacionario, basada en una fe absoluta, afecta a los periodos recesivos de la economía: limita el crecimiento, pero libera recursos para pagar la deuda. En periodos recesivos, las pequeñas y medianas empresas, debido a los altos niveles de deuda, acaban desapareciendo, y la gran empresa se apropia de las cuotas de mercado, favoreciendo la concentración de la riqueza.
Relación entre los Estados
La relación entre los Estados depende de si el Estado es dominante, dominado o resistente. Existen tres tipos de resistencia: resistencia a la dominación, resistencia a la explotación y resistencia a la sujeción.
Las luchas entre Estados tienen como objetivo el poder y están ligadas al saber. Sin resistencia, no hay poder. La relación entre los Estados dominantes y resistentes es muy importante, ya que justifica muchas de las alianzas que benefician al Estado dominante. Si no existe un enemigo, hay que inventarlo. Además, se crean alianzas en beneficio de la seguridad (como la OTAN), pero que sirven para proteger los intereses en distintas partes del mundo. EEUU, por ejemplo, tiene 800 bases militares repartidas por el mundo para proteger sus intereses, generando un importante gasto militar que beneficia a la industria armamentística, ligada al poder financiero.
Estas dominaciones siempre han requerido aliados, que forman parte de un rango superior de los Estados dominantes.
Una de las relaciones entre los Estados son los tratados internacionales, cuyos efectos dependen de si se realizan entre iguales o no. En caso de que haya un Estado dominante, este tendrá ventajas para imponer sus criterios, perjudicando a los Estados más débiles (como el NAFTA, que perjudicó a México).
La envergadura de estos tratados tiene como objetivo sobreponer los intereses de las grandes empresas por encima de los intereses de los Estados.
Relación entre el Estado y la economía de las grandes empresas
Es una relación bidireccional con una fuerte influencia de las oligarquías locales en los poderes del Estado. Uno de los principales objetivos de estas presiones al Estado es la influencia en la legislación o la presión para no legislar en materias que beneficien a las grandes empresas. Otro objetivo es obtener contratos o subvenciones del Estado, a menudo acompañados de corrupción política o financiamiento a partidos.
Estas presiones se manifiestan a través de acuerdos ocultos y lobbies de presión. Se produce un traslado de recursos del Estado a las grandes empresas y una apropiación de las rentas de la población. Como las grandes empresas son las que compran bonos y financian al Estado, esto provoca una dependencia del Estado respecto a las grandes empresas, haciendo que el Estado, debiendo actuar como principal, actúe como agente. De esta forma, las posibilidades de control por parte del Estado se anulan totalmente.
Si el Estado es dominado, la gran empresa impone sus políticas; si el Estado es resistente, se pueden provocar rebeliones.
Con todo esto, el Estado tiene menos recursos para gastar en beneficios sociales, reduce el gasto público, empeora las condiciones laborales, la educación, etc., y enfrenta a la población desviando la atención del problema principal.
Relación entre la economía de las grandes empresas
En el actual sistema monetario internacional (SMI) es donde nacen y se generan las crisis. Dados los actuales niveles de libertad en la generación de dinero-deuda y el control inflacionario en la economía real, el crecimiento de la oferta monetaria se produce en las grandes empresas, generando activos que no pueden ser absorbidos por la economía real, lo que provoca la creación de burbujas especulativas.
Un tipo de interés bajo mantenido en el tiempo somete a la economía a un nivel sostenido de tipo de interés bajo, ya que un cambio ascendente frenaría el espiral crediticio en el cual se sostiene el sistema, dados los altos niveles de endeudamiento.
Los excesos de oferta monetaria van cambiando de sector económico, trasladando el problema de un lugar a otro. Estos créditos irrecuperables han tenido que ser soportados por el Estado, con un gran traslado de deuda privada a deuda pública, lo que repercute en el tipo de interés bajo, ya que los altos endeudamientos de los Estados hacen inviable un pago a un tipo de interés mayor.
Este tipo de interés bajo favorece la creación de más masa monetaria, lo que creará otra burbuja.