El Oligopolio
El oligopolio es un mercado que se caracteriza por la existencia de pocas empresas que ofrecen un bien o servicio homogéneo. Al ser su número reducido, cada una de ellas puede influir sobre el precio: no son precio-aceptantes y dependen unas de otras para fijar sus precios.
Acuerdos entre competidores
Las empresas, como acabamos de ver, tienen incentivos para llegar a acuerdos en precios (y también para romperlos). Estos pactos a los que llegan los oligopolistas se denominan acuerdos colusorios y perjudican claramente a los consumidores por la reducción de la oferta y el incremento no justificado de precios. Estos acuerdos (prohibidos en la mayoría de los países) pueden ser:
- Expresos: si hay acuerdos formales entre las empresas, lo que da lugar a un cártel de empresas.
- Tácitos: si cooperan para coordinarse e interrelacionar sus estrategias de manera no formal. Una forma de fijar tácitamente los precios es seguir a una de las empresas (normalmente la que cuenta con más cuota de mercado) que actúa de líder, en una estrategia de liderazgo en precios: cuando esta sube o baja el precio, todas la siguen en la misma proporción.
Los acuerdos entre competidores van desde la fijación de precios hasta la limitación de las cuotas de producción y el reparto geográfico del mercado. La vigencia de los mismos dependerá, entre otros, de los factores siguientes:
- Marco legal: las instituciones y la legislación en defensa de la libre competencia contemplan la imposición de multas o otro tipo de sanciones.
- Número de empresas: cuanto más elevado sea este número menor es la capacidad para llegar a acuerdos en precios. Por este motivo cuando un país abre su comercio a la competencia internacional, la posibilidad de sus empresas para llegar a acuerdos en precios se reduce.
- Facilidad para llegar a acuerdos: depende de lo parecidas que sean las empresas, resulta más fácil establecer acuerdos entre empresas de similar tamaño y eficiencia. También es más fácil que haya pactos entre empresas que compiten en varios mercados que en empresas que solo compiten en uno porque las posibilidades de represalias son mayores en el primer caso.
- Capacidad para detectar los incumplimientos del acuerdo: si una empresa no puede comprobar que todas están manteniendo el acuerdo, ante una reducción en sus ventas puede sospechar que se debe a incumplimientos de otra parte, y romperá el acuerdo. Pero si puede detectar los incumplimientos resulta más sencillo llegar a acuerdos y mantenerlos. Por ello, una demanda estable facilita los acuerdos porque permite detectar las violaciones del pacto.
Estrategias defensivas
Si un nuevo competidor se instala, o piensa hacerlo en el sector, los oligopolistas pueden acordar reducir precios para desalentar a este potencial competidor que con los precios más bajos quizás no cubra costes. También es una forma de eliminar competidores actuales si estos no pueden soportar la guerra de precios.
Reacción de la demanda al precio: es más probable que haya colusión si la demanda es poco sensible al precio (rígida) porque las posibilidades de obtener beneficios con precios altos son mayores. En el caso contrario, de demanda muy sensible al precio una reducción en este genera un aumento de las ventas y de los beneficios en consecuencia, los incentivos a poner precios elevados se reducen y resulta más difícil que se den acuerdos.
Para evitar los acuerdos en precios y sus consecuencias sobre los consumidores, la mayoría de los países han promulgado leyes en defensa de la competencia y han creado instituciones encargadas de velar por la existencia de una competencia efectiva. La Unión Europea cuenta también con una normativa para evitar prácticas anticompetitivas que puedan afectar al comercio entre los Estados miembros, así como el abuso de posición dominante. En España, la Comisión Nacional de la Competencia (antes Tribunal de Defensa de la Competencia) es el organismo público que se encarga de favorecer el entorno competitivo, con tres tipos de actuaciones:
- Persecución de comportamientos anticompetitivos, como los acuerdos colusorios y los abusos de posición de dominio.
- Control de las uniones de empresas (fusiones o adquisiciones) que reducen el número de participantes pudiendo incluso prohibirlas.
- Promoción de la competencia mediante propuestas legislativas.
La competencia monopolística
La competencia monopolística es un tipo de mercado con muchos oferentes pero de producto no homogéneo, en el que cada productor puede diferenciarse de la competencia mediante el uso de marcas. La diferenciación, aparente o real, en distintas marcas convierte los productos en sustitutivos próximos pero no idénticos. Así, el productor de una marca concreta puede actuar como un monopolista dentro de su segmento de mercado.
Las empresas tratan de posicionarse en este mercado invirtiendo en la imagen de la marca. La forma más habitual es utilizar la publicidad. Con ello persiguen 2 objetivos:
- Aumentar la fidelidad de la clientela y con ello el poder de mercado de la empresa puede actuar como un monopolista en su propio segmento del mercado pero asumiendo que la demanda puede ser sensible al precio porque hay sustitutivos próximos de otros competidores. Aun así, los precios altos, que una clientela fiel está dispuesta a pagar, generan beneficios extraordinarios.
- Elevar los costes de producción del sector: si no se invierte en publicidad, no se gana clientela. Así, las empresas levantan barreras de entrada e impiden que otras empresas que no pueden gastar mucho en publicidad accedan al mercado. Esta finalidad explica que la misma empresa publicite dos y tres marcas de su producto, que aparentemente compiten entre sí.
Esta estructura competitiva ha sido cuestionada duramente por dos motivos:
- Los enormes gastos publicitarios (sobre todo de las multinacionales) obligan a las empresas a reducir otros costes de producción y esta necesidad explica la deslocalización de algunas empresas hacia países con salarios bajos.
- Como la producción total del sector se divide en marcas, cada empresa vende una pequeña parte del mercado total y no se aprovechan las economías de escala, lo que genera ineficiencias. Con ello, la producción se lleva a cabo con un coste mayor que el de un producto homogéneo.