La Estabilidad del Sistema Financiero
Los bancos centrales son los responsables de dos elementos imprescindibles para el buen funcionamiento de una economía: la estabilidad del sistema financiero y la estabilidad de los precios. Las entidades financieras desempeñan un papel fundamental al hacer circular el dinero y servir de intermediarias entre los ahorradores y prestatarios. Para desempeñar esta función, las entidades no solo deben ser solventes; además, el público debe creer que lo son, ya que se trata de instituciones que presentan un desajuste entre el plazo de su activo y su pasivo.
Si surge la sensación de que un banco o una caja pueda quebrar, la gente retirará inmediatamente los depósitos que tiene en sus cuentas corrientes, ocasionando un grave problema a la entidad aunque esta fuera solvente. En ese caso se originaría un problema de liquidez. Si tenemos en cuenta que las entidades financieras se prestan dinero entre sí en el llamado mercado interbancario, las crisis de una de ellas puede ocasionar dudas generalizadas sobre todo el sistema financiero.
Por eso, una función fundamental de un banco central es vigilar el estado de las entidades financieras y evitar que se originen situaciones de pánico bancario. Para ello cuenta con varias herramientas:
- La inspección y supervisión de los bancos y las cajas de ahorro.
- La publicación de informes sobre la salud de las entidades financieras.
- La exigencia de un nivel de reservas en estas entidades que garantice las inversiones que realizan.
- La creación de un Fondo de Garantía de Depósitos para garantizar que los depósitos de cada ahorrador queden protegidos hasta un nivel máximo.
- La concesión de préstamos extraordinarios a determinadas entidades con problemas de liquidez.
La Estabilidad de Precios
Lograr mantener la inflación por debajo de un cierto nivel y estable suele ser un objetivo prioritario de los bancos centrales, pues una subida muy elevada de los precios puede tener efectos devastadores:
- Las empresas exportadoras se verán obligadas a incrementar los precios de sus productos, que resultarán menos competitivos, perderán cuota de mercado y disminuirán sus ventas.
- La inflación también reduce el valor de la deuda en términos reales.
- Si la inflación es importante, los trabajadores verán mermada su capacidad adquisitiva y exigirán incrementos salariales mayores, lo que puede elevar más la tasa de inflación generando una espiral inflacionista.
El objetivo que se suelen marcar los bancos centrales es la estabilidad de los precios en un horizonte de dos o tres años. En este sentido, deben prestar atención a los acontecimientos actuales que afecten a los precios, pero al desarrollo futuro de todas las variables que puedan incidir en los mismos. Este complejo proceso se aborda de modos muy distintos y con diferentes herramientas por los diversos bancos centrales. Una buena forma de aproximarnos al mismo es analizar la oferta y la demanda monetaria, como sucede con cualquier producto, serán las que determinen la cantidad de dinero existente en una economía, y esta cantidad influye en la inflación.
La Peculiaridad de los Bancos Centrales
Los bancos centrales son instituciones un tanto peculiares, que tienen unos objetivos relacionados con cuestiones tan importantes, pero también tan difíciles de medir y gestionar, como son las expectativas de la inflación y la confianza en la estabilidad del sistema financiero.
Oferta y Demanda de Dinero
La cantidad de dinero efectivo y de activos líquidos que existen en una economía determinan su tasa de inflación. En nuestras economías, la cantidad de dinero depende de la oferta y la demanda del mismo. El oferente de dinero por excelencia es el banco central, que periódicamente «presta» efectivo a los demás bancos durante un corto período y a un tipo de interés, que en definitiva es el precio que tiene el dinero. Los demandantes de dinero serán, en primera instancia, las entidades financieras que acuden al banco central a obtener esos préstamos, que les proporcionará el efectivo que luego prestarán a otros bancos en el mercado interbancario y a los particulares y empresas en forma de créditos.
La oferta de dinero la determina el banco central. La manera que tiene de introducir esa cantidad de dinero es mediante subastas, en la que se establece un tipo de interés mínimo. Los bancos demandan las cantidades que desean a cambio de tipos de interés distintos. El banco central decide la cantidad que introduce y la reparte entre los bancos en función del tipo de interés. Si un banco ofrece un tipo de interés demasiado bajo, corre el riesgo de no obtener dinero y tener que pedirlo prestado después a otros bancos a un tipo de interés que será más elevado.
La demanda de dinero de los bancos dependerá de lo que después les pida la gente, de la cantidad de créditos que soliciten las empresas y las familias, de los depósitos que quieran mantener y del efectivo que deseen tener en sus bolsillos. La cantidad de transacciones que se realizan en una economía influye en la demanda de dinero. Esa cantidad de transacciones está relacionada con la actividad económica, que generalmente se suele aproximar al crecimiento del PIB.
En la demanda de dinero influyen otros factores relacionados con la precaución. Cada persona decide lo que hacer con sus rentas: si gastarlas o ahorrarlas. La primera decisión sería si consumir hoy, o ahorrar hoy y consumir mañana. Esta decisión depende de elementos como la incertidumbre sobre el futuro, la facilidad que se pueda tener o no para obtener fondos ante acontecimientos inesperados, o lo que se valora consumir hoy frente a esperar a consumir mañana. La segunda decisión sería cuánto ahorro se mantiene en activos líquidos y cuánto se invierte. Esta decisión depende de cuestiones como el grado de riesgo que se quiera asumir o la incertidumbre que existe sobre el rendimiento de inversiones alternativas.
Es habitual que los bancos centrales, en su análisis para conocer y prever la inflación, complementen el estudio de la cantidad de dinero que existe en la economía con la revisión de un conjunto amplio de indicadores económicos que puedan influir en el gasto y en la inflación.
El Banco Central Europeo y el Eurosistema
Desde el 1 de enero de 1999, la autoridad monetaria para los países miembros de la Unión Europea recae en el Banco Central Europeo (BCE) y en los bancos centrales nacionales; todos ellos forman el Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC). En los estatutos del SEBC se establece como su objetivo primordial mantener la estabilidad de los precios, y se citan como funciones básicas:
- Definir y ejecutar la política monetaria de la zona del euro.
- Realizar operaciones de cambio de divisas.
- Poseer y gestionar las reservas oficiales de divisas de los Estados miembros.
- Promover el buen funcionamiento del sistema de pagos.
- Contribuir a una buena gestión de las políticas que lleven a cabo las autoridades competentes con respecto a la supervisión prudencial de las entidades de crédito y la estabilidad del sistema financiero.
El Eurosistema se creó con el objetivo principal de controlar la inflación en la zona del euro, que para los próximos dos años se concreta en una tasa inferior al 2% como promedio. Las decisiones sobre la política monetaria las toma el Consejo de Gobierno del BCE.
El BCE concede préstamos a las entidades financieras de la zona del euro a distintos plazos, aunque normalmente es a un día, una semana y tres meses, y a un mismo tipo de interés. Aunque el tipo de interés es el mismo para todas las entidades financieras de los países, las tasas de inflación son diferentes en los Estados miembros. Esto sucede porque influye el tipo de estructura productiva que tiene el país. No es lo mismo si un país produce muchos servicios que si su producción se centra en la fabricación de manufacturas. En un país que depende más de productos que están menos expuestos a la competencia, el efecto sobre los precios de una reducción en la cantidad de dinero en circulación y en la demanda será menor que en países que producen bienes más expuestos a la competencia y que deben ajustar rápidamente sus precios ante cambios en la demanda.
Existen otras razones relacionadas con lo que se conoce como el mecanismo de transmisión de la política monetaria. Para entender este concepto hay que tener en cuenta que las entidades financieras aplican unos tipos de interés distintos de los que fija el BCE en los préstamos que concede a estas entidades financieras. El tipo de interés al que se prestan el dinero los bancos en el mercado interbancario del euro es el euríbor, que sirve de referencia para los tipos de interés que aplican nuestros bancos de ahorro a los prestatarios.