La Intervención del Estado en la Economía
El Papel del Estado en los Sistemas de Economía Mixta
La Gran Depresión de los años 30 del siglo XX, generada por la crisis de 1929, supuso una crisis de confianza en los mercados que propició un giro en el pensamiento de los economistas, quienes empezaron a plantear la necesidad de una mayor intervención del Estado en los asuntos económicos. El resultado de este proceso es que del Estado-guardián se ha pasado al Estado-protagonista, que asume, en líneas generales, la dirección y organización de la economía.
No obstante, el peso del Estado varía según los países. Por ejemplo, en Estados Unidos el papel del Estado es pequeño, mientras que en países como Francia el Estado ha asumido un mayor protagonismo. En nuestro país, el peso del sector público es inferior al de la media de la UE y está muy por debajo de países como Italia.
– El Estado como Corrector de Fallos de Mercado
Las limitaciones del mercado se centran en:
Los Ciclos Económicos
El ciclo económico es la fluctuación de la actividad económica a lo largo del tiempo. Los ciclos económicos son irregulares tanto en duración como en intensidad.
Se critica al mercado porque no logra alcanzar un crecimiento económico estable. Las crisis periódicas que afectan a la economía de mercado generan inestabilidad y falta de seguridad en el futuro, con graves consecuencias para trabajadores y empresas.
Todo ciclo económico pasa por 4 fases:
- Depresión: Punto más bajo del ciclo. Durante la depresión existe un nivel de demanda bajo en relación con la capacidad productiva disponible. La demanda está muy por debajo de la oferta. Esta demanda tan baja ocasionará desempleo de los recursos productivos, habrá paro…
- Recuperación: Fase ascendente del ciclo. En esta etapa aumentan los niveles de empleo, renta y consumo. Normalmente va acompañada de una subida de precios.
- Auge: Punto máximo del ciclo. Caracterizada por el pleno empleo de los factores, con elevada inversión y escasez de mano de obra
- Recesión: Fase descendente del ciclo. Al comienzo de esta fase las expectativas empresariales no son buenas, el empresario sabe que no es posible el crecimiento continuo de ventas y hay saturación de la demanda. En esta época caen las ventas, aumentan las existencias, aumenta el paro…
– La Aportación Keynesiana
Keynes, en plena Gran Depresión, escribió una obra: «La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero», en la que establecía que en una situación de desocupación generalizada de la economía como ocurría entonces, no se podía esperar que los mecanismos naturales del mercado produjeran la recuperación. El Estado, por tanto, debía intervenir, gastando o invirtiendo con el fin de empujar con su actuación a los empresarios y consumidores. Su explicación para salir de las crisis y prevenirlas en el futuro fue aceptada por la mayoría de economistas, que describieron sus aportaciones como la revolución keynesiana.
Desde entonces, evitar las fluctuaciones económicas se considera responsabilidad de los gobiernos, que deben aplicar políticas que persigan un crecimiento económico más estable, es decir, que suprima los ciclos o evite sus efectos negativos.
Los economistas están divididos entre los que piensan que el Estado debe ser más protagonista y los que piensan que el Estado se limite a garantizar el buen funcionamiento del mercado.
Las Externalidades
Existen externalidades cuando la actividad de una empresa o de un consumidor produce efectos externos que afectan a terceros. Estas a veces son positivas para la sociedad y a veces negativas.
Cuando una persona arroja basura a la calle, son otras personas las que sufren las consecuencias. Los causantes de estas externalidades negativas no soportan las consecuencias, ni pagan por ello.
El consumo de tabaco genera importantes problemas de salud que conllevan un elevado coste para la sanidad pública.
La empresa que contamina, fabrica su producto de un modo más barato que si colocara un sistema para controlar su contaminación. Si tuviera que pagar por la contaminación que produce, trataría de contaminar menos.
La contaminación del aire, supone una pérdida de bienestar, pero las empresas no contabilizan este coste. La contaminación sería un coste social.
Como estos efectos externos no repercuten en los costes de las empresas, tampoco se reflejan en los precios de mercado de esos bienes. Se dice entonces que el mercado informa mal de lo que realmente ocurre, ya que los precios no recogen los costes reales, los costes privados que tiene la empresa más los costes sociales.
En otro extremo están las externalidades positivas. Un ejemplo claro es el de la investigación científica y los descubrimientos que una empresa pueda conseguir.
Otra externalidad positiva sería las abejas de una colmena que polinizan el huerto de un agricultor cercano.
– El Estado como Corrector de las Externalidades
Se deben básicamente a que no existen derechos de propiedad definidos sobre algunos bienes, como por ejemplo un río, aire…, por lo que el Estado interviene haciendo uso de distintas medidas:
- Política de Impuestos Correctivos y Subvenciones
A. Impuestos correctivos. Se trata de gravar, de establecer impuestos a aquellas actividades que generan externalidades negativas. Por ejemplo: el impuesto sobre el tabaco.
Con esta política se intenta reducir el nivel de producción y consumo, por ejemplo, el que el Estado financie la reconstrucción de viviendas en el caso antiguo de una ciudad o que subvencione la investigación científica 2. Establecimiento de Normas que Limitan o Restringen o Incluso Prohíben la Producción de un Determinado Bien o la Prestación de un Servicio
Por ejemplo, prohibir la ubicación de una determinada empresa cerca de un río, o limitar la emisión de gases o ruidos de una determinada empresa.
Hay autores, como Coase, que señalan que la intervención del Estado para limitar las externalidades negativas, a veces, ocasiona perjuicios mayores, estos autores señalan que la mejor forma de luchar contra las externalidades negativas consiste en que los agentes afectados lleguen a acuerdos entre sí para reducir los efectos colaterales. La negociación por tanto es la mejor solución en el caso de las externalidades