Fases y Herramientas Clave en Campañas Electorales Exitosas

Fases de las Campañas Electorales

Las campañas electorales se dividen en tres fases principales:

  • Fase de planificación: En esta etapa se realiza un estudio del escenario electoral y se definen los objetivos a diferentes niveles. Cada partido establece sus metas en términos cuantitativos, como el número de escaños que espera obtener, y define los posibles escenarios según su factibilidad. También se determinan las propuestas políticas centrales y los grupos sociales a los que se dirigirá de forma prioritaria.
  • Fase de implementación: Esta es la campaña electoral en sentido estricto. Se ponen en práctica las estrategias definidas en la fase de planificación, adaptándolas al contexto específico. Durante esta fase, los partidos movilizan toda su organización para la ejecución de las campañas.
  • Fase de evaluación: En esta etapa se valora el grado de consecución de los objetivos planteados en la fase de planificación, así como la utilidad de los medios empleados para alcanzarlos. Los partidos evalúan cómo han conducido la campaña y obtienen aprendizajes que pueden servir para modificar o reforzar estrategias en futuras ocasiones. No todos los partidos realizan una evaluación exhaustiva de sus campañas, y el nivel de detalle varía entre ellos.

Estas tres fases se complementan con la identificación de seis dimensiones principales que caracterizan los estilos de campaña desde una perspectiva organizativa, junto con un conjunto de indicadores.

Planificación e Inicio

  • Selección y puesta en marcha del gabinete ejecutivo y equipo de dirección de la campaña.
  • Realización de encuestas preliminares y estudios de investigación de mercados (opinión pública, imagen, temática, comportamiento de los electores, tendencias de voto, etc.).
  • Identificación de los atributos positivos y negativos del candidato.
  • Comprensión de los drivers o motivaciones de los electores para votar.
  • Creación del plan general de campaña y estrategia global.
  • Elaboración del presupuesto general de la campaña.
  • Definición de las orientaciones preliminares de la estrategia electoral.
  • Investigación y documentación de los candidatos adversarios.
  • Estudio del terreno, tamaño de la elección y número de electores.
  • Definición de los ejes de la campaña.
  • Elaboración del programa electoral.

Desarrollo de la Campaña

  • Posicionamiento de la estrategia e implementación de las tácticas de la campaña.
  • Targeting selectivo basado en la segmentación de electores.
  • Coordinación del voluntariado.
  • Sistema de monitorización de la estrategia de campaña.
  • Reuniones de seguimiento diarias/semanales del equipo de campaña.
  • Adaptación de los discursos políticos a los acontecimientos de la demarcación electoral.
  • Preparación y ejecución de debates televisivos, de radio y otros medios.
  • Construcción constante y dinámica del candidato.
  • Segmentación del electorado para focalizar mensajes en los votantes indecisos o persuasibles.
  • Selección de los segmentos más productivos para la campaña.
  • Especialización del mensaje para los distintos segmentos de votantes.
  • Pleno rendimiento de la maquinaria organizativa.

Maduración y Cúspide

  • Revisión y actualización del plan general de campaña.
  • Incremento y aplicación del plan de medios.
  • Encuestas y sondeos de situación.

Día de las Elecciones y Cierre

  • Revisión y actualización del plan de campaña.
  • Incremento y aplicación del plan de medios.
  • Encuestas y sondeos de situación.
  • Mantener y consolidar la ejecución de los planes de medios.
  • Mitin de cierre de campaña.
  • Conclusión de las estrategias.
  • Preparación para el día ‘D’.

Etapa Postelectoral

  • Análisis postelectoral de los puntos clave de la victoria o derrota.
  • Cierre del equipo de dirección y gabinete ejecutivo.
  • Cierre del presupuesto de campaña.
  • Plan de transición al gobierno.
  • Selección del equipo de gobierno.
  • Elaboración de la estrategia de los cien primeros días en el gobierno.

Instrumentos: Herramientas y Recursos de Campaña

El Mitin

El mitin es una venta colectiva de una idea o un proyecto a un grupo de personas que lo llevarán a cabo, donde todo, o casi todo, en su justa medida, vale para convencer. Organizar un mitin es complejo. La voluntad y el esfuerzo de todos pueden ayudar a que el acto se desarrolle adecuadamente. Hay que recurrir a todos los medios posibles para lograr la mayor notoriedad en términos de opinión pública. Los asistentes al mitin son, en su mayoría, partidarios, pero la plataforma de los medios puede impulsar el mensaje para convencer a aquellos que aún no lo están.

Claves de oratoria para presentarse como actor principal en un mitin:

  • Evitar mostrar dudas o incertidumbres en el mensaje.
  • Buscar la identificación del público, haciéndole oír lo que desea.
  • Crear un pequeño “conflicto” que genere una necesidad en aquello que se “ofrece”.
  • Ser, en todo momento, interesante, ameno, líder, convincente, familiar, cariñoso y diplomático.

El mitin es una situación de encuentro directo entre los actores de la política y, a su vez, un seudoacontecimiento generador de innumerables mensajes para los espacios de información que los medios reservan a las elecciones. En torno al mitin se organiza un gran despliegue de mensajes que permiten hablar de un macroacto de comunicación, que trasciende los límites físicos del local en el que se celebra. Es un acto provocado precisamente para desencadenar una secuencia de mensajes, una producción de imágenes y textos para los medios de comunicación.

El mitin es uno de los principales actos de comunicación de las campañas electorales. Se organiza en función de un esquema determinado, en el que no se deja nada al azar, y en el que la música, el ritmo, el lenguaje incendiario y los efectos de luz constituyen elementos solidarios que se refuerzan mutuamente para conseguir, si no el efecto de conversión, sí el efecto refuerzo. La finalidad del mitin es doble: por una parte, refuerza posiciones de adhesión al partido entre los asistentes, en su mayoría militantes y simpatizantes; y por otra, atemoriza a los partidos y candidatos adversarios.

Señalizadores

Los señalizadores son referentes y apoyos externos a las formaciones, que los votantes pueden percibir como cercanos. Por ejemplo, intelectuales y artistas que apoyan a una determinada formación. El interés que despierta la gira de un candidato a Presidente del Gobierno entre los medios de comunicación es un claro ejemplo. Existe un debate sobre la utilidad y rentabilidad de continuar recurriendo a mecanismos tradicionales de comunicación con el electorado a través de afiliados y simpatizantes de su organización, en un contexto marcado por los medios de comunicación de masas y, en menor medida por el momento, por las nuevas tecnologías. Los afiliados y simpatizantes continúan siendo un recurso valorado, e incluso considerado necesario, para un gran número de las actividades que se realizan en período electoral.

En ocasiones, surge la duda sobre la utilidad de organizar actos de proselitismo electoral en contextos marcados por el influjo televisivo. Aunque se siguen celebrando mítines y actos públicos masivos, su función ha cambiado. En la actualidad, los partidos preparan los mítines de los candidatos a la Presidencia del Gobierno pensando en el espacio que ocuparán en la televisión y en otros medios, mientras que el resto de actos públicos en los que participan integrantes de las listas electorales tendrán una presencia concentrada, en el mejor de los casos, en los canales de televisión regionales y locales. La realización de cientos de actos públicos a lo largo de toda la geografía se debe a que son percibidos como una simbología necesaria que el electorado contempla dentro de su imaginario, sobre todo entre los votantes de izquierda, y a la que no se puede renunciar, aun cuando se considera que cumplen una función residual en la captación de votos. Se observa una creciente importancia de los denominados actos sectoriales en las campañas de los principales partidos.

Banderolas, carteles, pegatinas, etc. Los partidos dedican una partida presupuestaria importante a este tipo de publicidad y, sin embargo, no se ha establecido la eficacia del mismo en la captación de voto. El mailing (correo directo) se subvenciona de forma separada de los otros gastos de campaña. Los partidos hacen llegar al conjunto del censo electoral las papeletas acompañadas de publicidad del partido y una carta del candidato. Los partidos son escépticos sobre la utilidad del mailing, pero al mismo tiempo se resisten a renunciar a él.

La Fase de Evaluación

Consiste en la comprobación de los resultados obtenidos en relación con los objetivos y el plan propuestos. Esta evaluación es en sí misma una inversión para las acciones futuras, pues indica qué estrategias son las más eficaces.

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