Financiación Empresarial a Corto y Largo Plazo: Instrumentos y Claves

Financiación Externa a Corto Plazo

Este tipo de financiación, también conocida como créditos de funcionamiento, comprende las cantidades que la empresa debe a proveedores, acreedores, bancos, efectos a pagar, etc., debido a su actividad económica, al no realizar pagos al contado. Constituye el pasivo circulante, con vencimientos inferiores a un año.

Instrumentos de Financiación Externa a Corto Plazo

  • Créditos y préstamos: Otorgados por entidades financieras. En un préstamo, la entidad entrega una cantidad pactada, y la empresa se compromete a devolver el capital más intereses prefijados, según un plan de amortización. El prestatario paga intereses por la totalidad de los fondos. En un crédito (cuenta o línea de crédito), la entidad financiera abre una línea de crédito, permitiendo a la empresa disponer de dinero según sus necesidades, hasta un límite acordado. Solo se pagan intereses por las cantidades dispuestas, aunque es común una comisión sobre el límite total.
  • Descuento comercial: Operación financiera donde un banco adelanta el importe de una letra de un cliente con un vencimiento futuro.

Financiación Externa a Largo Plazo

Las principales fuentes de financiación externas a largo plazo son: préstamos, empréstitos, leasing y aportaciones de los socios. Aunque las aportaciones de los socios son una fuente de financiación externa, no representan una deuda para la empresa, ya que no hay obligación de devolverlas. El resto de las fuentes sí implican una deuda.

Instrumentos de Financiación Externa a Largo Plazo

  • Créditos y préstamos a largo plazo: Con vencimiento superior a un año.
  • Leasing: Contrato de arrendamiento con opción de compra. Permite a las empresas disponer de bienes durante un período determinado, pagando una cuota. Al finalizar, el arrendatario puede devolver el bien, adquirirlo a un precio residual o renovar el contrato.
  • Empréstitos de obligaciones: Las grandes empresas, que a menudo necesitan capitales elevados, pueden dividir grandes cantidades en pequeños préstamos y conseguir que un gran número de acreedores o prestamistas les presten el dinero. Para ello, la empresa emite títulos llamados obligaciones, suscritos y desembolsados por cada prestamista, principalmente pequeños ahorradores. El valor nominal de estos títulos suele ser bajo (alrededor de 60,10 €) para facilitar el acceso. El conjunto de obligaciones emitidas de una sola vez se denomina empréstito. Representan una deuda para la empresa, ya que son una parte proporcional de un préstamo y conllevan la obligación de pagar intereses periódicos y reembolsar los títulos al vencimiento.

La Inversión en la Empresa

Las empresas necesitan disponer de activos (circulantes y fijos, materiales e inmateriales) para generar resultados. Estos activos se financian con recursos propios y ajenos, que representan el pasivo. El pasivo de toda empresa tiene un coste, aunque no siempre seamos conscientes de ello (la contabilidad no registra el coste de oportunidad, el riesgo asumido ni la inflación, por ejemplo).

Por definición, y por la propia supervivencia de la empresa, la rentabilidad de los activos debe ser superior al coste del pasivo. Sin embargo, la realidad a menudo muestra una situación diferente.

El activo de una empresa no solo se compone de activo fijo; también existe el activo circulante. Pero, especialmente en las empresas industriales, el activo fijo tiene un peso muy importante, por lo que las decisiones de inversión deben analizarse cuidadosamente, considerando que comprometen recursos a largo plazo. Es fundamental planear bien los proyectos de inversión, con una perspectiva no solo a corto, sino también a medio y largo plazo.

Esto implica la necesidad de conocer métodos de análisis y evaluación de inversiones, y de aplicar sentido común, ya que ningún método garantiza el éxito de una inversión. Los modelos de análisis son solo una parte del proceso de toma de decisiones y no deben sustituir el juicio del analista.

Además, es crucial no analizar la inversión solo cuando es un proyecto, sino también cuando ya es una realidad. A menudo, una vez puesta en marcha la inversión, se olvida su seguimiento. La rentabilidad del activo se calcula, generalmente, de forma global, sin analizar cada inversión en concreto, y el criterio contable (rentabilidad económica) no siempre coincide con el utilizado en el análisis de inversiones (VAN, por ejemplo).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *