Impacto Económico del Deporte Profesional: Consumidores e Industrias

Introducción

La definición del Consejo de Europa de 1992 sobre el deporte señala que «El deporte es cualquier forma de actividad física que, a través de la participación casual u organizada, pretenda expresar o mejorar la forma física y el bienestar mental, estableciendo relaciones sociales u obteniendo resultados en competición a todos los niveles.» Es en el fallido Tratado de Niza cuando por primera vez se redacta un artículo que trata sobre el deporte: «La Unión contribuirá a fomentar los aspectos europeos del deporte, teniendo en cuenta sus características específicas, sus estructuras basadas en el voluntariado y su función social y educativa. La acción de la Unión se encaminará a desarrollar la dimensión europea del deporte, promoviendo la equidad y la apertura en las competiciones deportivas y la cooperación entre los organismos responsables del deporte, y protegiendo la integridad física y moral de los deportistas, especialmente la de los más jóvenes.»

Colocar a los mercados en el escenario central está en línea con el planteamiento de Downward y Dawson (2000), para quienes los deportes de equipo profesionales deben considerarse como un proceso económico: Inputs tales como el trabajo (deportistas, entrenadores, etc.) se combinan con el capital (el campo de juego, el equipamiento, etc.) para producir junto con otro equipo, en la Liga, un producto que es vendido a los consumidores (espectadores en directo o por televisión, etc.) en un estadio. El profesionalismo no es algo que se circunscriba a los deportes de equipo, sino que también existen deportes profesionales individuales, por lo que la definición citada puede aplicarse con unas pequeñas modificaciones a estos deportes. Por tanto, si existe un proceso productivo (oferta) y compradores del producto deportivo (demanda) tenemos mercados y, por tanto, así es como se puede justificar el estudio del análisis económico del deporte, análisis del que se pueden extraer implicaciones generalizables a otros ámbitos.

¿Quiénes son los Consumidores del Deporte?

En el mundo occidental, los deportes profesionales han adquirido un papel preponderante en la sociedad: por el número de practicantes y de aficionados, de ligas y competiciones, de equipos, por la difusión del deporte… Este papel preponderante ha sido posible gracias a la demanda de los aficionados que, en un primer momento, veían los partidos en directo y que hoy mayoritariamente lo hacen por televisión. Pero los aficionados no son los únicos consumidores del deporte. Existen otro tipo de industrias que dependen en gran medida de la existencia del deporte, como son:

  • Las grandes empresas que fabrican ropa deportiva.
  • Los medios de comunicación deportivos.
  • Las apuestas deportivas.
  • Las subastas de material deportivo, etc.

Comportamiento de Clubes y Ligas en Deportes Profesionales

Para muchos economistas, los clubes deportivos, en general, se comportan como una empresa maximizadora del beneficio. Diversos autores consideran que los clubes deportivos tienen objetivos distintos de la maximización del beneficio, quizá como consecuencia de la separación entre propiedad y control, entendiendo por propiedad a los accionistas y por control a los managers. Por otro lado, Quirk y El-Hodiri (1974) señalan que el propietario de un equipo de béisbol puede estar deseando maximizar valores como el prestigio o la publicidad y, para ello, ganar partidos más que ganar dinero puede ser el objetivo.

La función de utilidad de un club según Sloane (1971) depende de factores tales como el éxito deportivo, la asistencia medida por la media de espectadores, la “salud” de la liga y los beneficios, con la restricción de que los equipos no incurran en pérdidas. El argumento de Sloane (1971) resulta bastante razonable, ya que el logro de éxitos deportivos es un objetivo prioritario para su masa social e incluso anterior a la propia maximización del beneficio. De hecho, difícilmente podrá un club obtener unos beneficios óptimos si carece precisamente del éxito deportivo. De todas maneras, considerar que los clubes no tienen en cuenta los resultados económicos sería temerario. Por ello, quizá lo más apropiado consista en suponer que los clubes son maximizadores de una función que dependa principalmente de la consecución de determinados éxitos deportivos y que debería tener al menos una restricción consistente en que el club ha de tener beneficios positivos o nulos, pero si incurre en pérdidas, estas han de ser temporales para no poner en riesgo la viabilidad del club a medio o a largo plazo.

Estructura del Mercado en las Ligas Deportivas

En lo que se refiere a la estructura del mercado, considerando cada deporte individualmente, se puede pensar que cada Liga es un monopolio, puesto que el servicio que ofrece no tiene sustitutivos. Para otros autores, el monopolio no explica correctamente el comportamiento de las Ligas. Así, Cairns et al. (1986) argumentan que este comportamiento puede ser explicado mejor con el ejemplo del cártel. En este sentido, hay al menos dos niveles de regulación de la actividad de las Ligas:

Nivel 1: Reglas de Estructura y Conducta

Se sitúan aquellas reglas que organizan tanto la estructura de la Liga como la conducta de los clubes individuales.

Nivel 2: Reglas del Contexto Deportivo

Se encuentran aquellas reglas que afectan al contexto deportivo. Tienen mayor interés analítico los controles sobre la estructura de la Liga y sobre la conducta de los clubes.

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