1. Condiciones Económicas y Políticas de la Integración Europea en los Años Cincuenta
Tras la Segunda Guerra Mundial, el deseo de evitar otra catástrofe bélica impulsó la cooperación entre los países europeos. Esta mentalidad, junto con la división Este-Oeste derivada de la Guerra Fría, fortaleció la búsqueda de una Europa más unida. En 1949, las naciones de Europa Occidental crearon el Consejo de Europa, un primer paso hacia la cooperación. Sin embargo, seis países buscaban una integración más profunda, lo que se materializó en el Plan Schuman.
Basándose en el Plan Schuman, seis países firmaron el Tratado CECA en París en 1951 para gestionar conjuntamente sus industrias pesadas (carbón y acero). Este tratado unió a Francia, Alemania, Italia y los países del Benelux (Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo) en una comunidad que buscaba la libre circulación del carbón y el acero, así como el libre acceso a las fuentes de producción. Se creó una Alta Autoridad común para supervisar el mercado, el respeto a las normas de competencia y la transparencia de los precios. La CECA sentó las bases de las instituciones europeas actuales.
En 1952, en plena Guerra Fría, se firmó en París un tratado que establecía la Comunidad Europea de Defensa (CED), permitiendo el rearme de Alemania Occidental dentro de un ejército europeo.
Un impulso fundamental llegó en 1957 con la firma de los Tratados de Roma. Los seis países decidieron avanzar en la cooperación económica, política y social, con el objetivo de crear un mercado común que permitiera la libre circulación de personas, mercancías y capitales. Así nació la Comunidad Económica Europea (CEE).
Finalmente, en 1958, se comenzó a discutir una política agraria comunitaria, consolidada años después, demostrando la ambición de una verdadera Unión Europea.
2. Objetivos de la Integración Europea y sus Cambios
Inicialmente, los objetivos eran principalmente económicos y arancelarios (aunque no se materializaron completamente hasta 1968). Los primeros tratados comerciales en los años 50 buscaban favorecer las economías (CECA), sin objetivos más allá de la estabilidad económica y política en un contexto de paz.
La CECA buscaba contribuir, a través del mercado común del carbón y el acero, a la expansión económica, el desarrollo del empleo y la mejora del nivel de vida, junto con el desarrollo del comercio internacional y la modernización de la producción. En los primeros años, los acuerdos se centraban en la economía.
En los años 70, se añadieron objetivos monetarios, comenzando a discutirse una moneda única. Para garantizar la estabilidad monetaria, se limitaron los márgenes de fluctuación entre las monedas. Este mecanismo, aplicado a los tipos de cambio desde 1972, fue el primer paso hacia el euro. También se plantearon las primeras revisiones de emisiones de CO2.
Así, Europa buscaba fines más unificados, con uniones económicas, políticas y proyectos monetarios y medioambientales.
En los años 80, la CEE lanzó el programa «Erasmus», ofreciendo becas a estudiantes para estudiar en otros países europeos. También se reforzaron los compromisos medioambientales.
La firma del Tratado de la Unión Europea en Maastricht marcó un hito, estableciendo normas para la futura moneda única, la política exterior y de seguridad común, y la cooperación en justicia y asuntos de interior. La «Unión Europea» sustituyó oficialmente a la «Comunidad Europea».
Se estableció el mercado único con sus cuatro libertades: libre circulación de mercancías, servicios, personas y capitales. Desde 1986, se aprobaron más de doscientas leyes sobre fiscalidad, derecho mercantil y cualificación profesional para superar los obstáculos a la apertura de fronteras, aunque la libre circulación de algunos servicios se retrasó.
3. Beneficios de la Integración Europea
En general, la integración europea ha sido beneficiosa. Los datos macroeconómicos muestran un crecimiento increíble en los países europeos desde los años 60, mayor que en toda la historia anterior. Esto se debe a la integración, el objetivo de mantener la paz, la creación de fondos estructurales, la eliminación de barreras comerciales y la estabilización de políticas exteriores. El mercado único y el crecimiento del comercio han convertido a la UE en una potencia comercial. La UE busca mantener el crecimiento invirtiendo en transporte, energía e investigación, minimizando el impacto ambiental.
Sin embargo, hasta mediados del siglo XXI, la idea de la Unión Europea se vio afectada por la inexperiencia, la falta de referentes, la falta de supervisión, el endeudamiento de los hogares, la inflexibilidad de la política monetaria, la falta de unificación fiscal, la limitada movilidad laboral, los desequilibrios comerciales (como el superávit de Alemania y los déficits de Italia, Francia y España) y la contradicción estructural del euro: una unión monetaria sin unión fiscal.
Por tanto, la integración ha sido positiva, pero con errores que corregir y mucho por hacer.
4. Fondos Estructurales y su Suficiencia para Equilibrar la Desigualdad
Los Fondos Estructurales y el Fondo de Cohesión son instrumentos financieros de la política regional de la UE para reducir las diferencias de desarrollo entre regiones y Estados miembros, contribuyendo a la cohesión económica, social y territorial.
El Fondo de Cohesión financia proyectos de infraestructuras ambientales y de transporte. Si el déficit público de un Estado miembro supera el 3% del PIB, no se aprueban nuevos proyectos hasta controlar el déficit.
Existen dos Fondos Estructurales:
- Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER): Desde 1975, concede ayudas para infraestructuras e inversiones productivas que generen empleo, especialmente para empresas.
- Fondo Social Europeo (FSE): Desde 1958, financia principalmente formación para la inserción profesional de desempleados y sectores desfavorecidos.
No creo que las transferencias a países menos desarrollados sean suficientes. También son importantes las transferencias de conocimientos y capital humano. Además, las medidas de austeridad impuestas a países con crecimiento más lento contrarrestan el efecto de los fondos. La desigualdad en algunos países receptores ha aumentado. Por ejemplo, el índice de Gini de España (que mide la desigualdad en la distribución de la renta) ha aumentado de 0,313 en 2006 a 0,350 en 2012. Se necesita ir más allá para lograr la cohesión europea, aunque dudo que sea un objetivo primordial de la «Troika» europea.
5. Moneda Única como Condición Necesaria para el Mercado Único
Si bien no es estrictamente necesaria, la moneda única facilita la creación de un Mercado Único, entendido como la eliminación de barreras a la libre circulación de mercancías, servicios, personas y capitales. Sería difícil aprovechar el potencial del mercado interior con diversas monedas y tipos de cambio inestables. La moneda única y los criterios de Maastricht abordan este problema. Por tanto, un Mercado Único plenamente funcional sería difícil sin una moneda única.
6. Criterios de Convergencia de Maastricht y la Moneda Única
Los criterios de convergencia de Maastricht son:
- Tasa de inflación: No superior al 1,5% respecto a la media de los tres estados de la eurozona con menor inflación (excluyendo los que sufren deflación).
- Finanzas gubernamentales: Déficit presupuestario no superior al 3% del PIB y deuda pública no superior al 60% del PIB.
- Tipo de cambio: Participación en el mecanismo de tipos de cambio del Sistema Monetario Europeo sin rupturas ni tensiones graves, y sin devaluaciones unilaterales.
- Tipo de interés a largo plazo: No superior en un 2% a la media de los tres estados con menor inflación.
Estos criterios, obligatorios para la entrada en la Unión Europea, son esenciales para una moneda única eficaz. Aunque algunos países «maquillaron» resultados, estos criterios fueron fundamentales para el euro. Una unión monetaria requiere convergencia, y los criterios de Maastricht, aunque insuficientes, fueron un punto de partida. Las diferencias económicas pueden desestabilizar una unión monetaria, como se ha visto en la eurozona, donde se ha planteado la expulsión de algún país o una Europa de dos velocidades con dos monedas. Esto demuestra que una unión monetaria necesita convergencia, y los criterios de Maastricht fueron una base para el euro.
7. Factores que Influyeron en la Crisis del Euro
La crisis del euro surge de factores complejos: globalización financiera, fácil acceso al crédito (2002-2008), crisis económica (2008-2012), desequilibrios comerciales, burbujas inmobiliarias, recesión global, política fiscal, gestión del rescate bancario y socialización de pérdidas.
El aumento del ahorro disponible (2000-2008) incrementó los activos en circulación. Esta «Gigantesca Reserva de Dinero» creció con la entrada de naciones en desarrollo en los mercados de capitales. Inversores buscaban alternativas a los Bonos del Tesoro de EEUU.
El ahorro disponible superó los controles regulatorios, generando burbujas económicas. Al pincharse las burbujas, los precios de los activos cayeron, pero las deudas mantuvieron sus precios máximos, cuestionando la solvencia de gobiernos y sistemas bancarios.
Cada país europeo participó de forma diferente en la crisis, tomando prestado e invirtiendo de maneras distintas.