20. EL FIN DE LA EXPANSIÓN
Se propició el resurgimento del capitalismo mas gresivo. Los resultados principales fueron:
1-El cambio de prioridad de las políticas económicas, que han abandonado la defensa del pleno empleo para volver a la ortodoxia monetaria, con la finalidad de frenar la inflación y los déficits fiscal y de la balanza de pagos.
2-La erosión interna y externa del estado del bienestar
3-La globalización de las finanzas y su predominio sobre la economía mundial
La crisis supuso una fuerte disminución en el ritmo de crecimiento y una caída de las tasas de inversión, de la productividad y del comercio internacional, un incremento del desempleo y de la inflación. Es lo que se conoce como estancamiento económico (acompañadp de mantenimiento o incremento del desempleo) e inflación. No se trató de una recesión en el sentido de retroceso del PIB. Las tasas de crecimiento fueron inferiores a las de la época dorada, aunque superiores a las de cualquier otra etapa anterior.
La crisis del petróleo pone de manifesto desajustes estructurales
Como consecuencia de la guerra entre Israel y los países árabes, estos tomaron represalias contra los países occidentales favorables a Israel, multiplicando por tres el precio del petróleo. La economía entro en crisis. Sin embaego, como en toda crisis, el impaco del aza del precio del petróleo no era más que la constatación de unos desajustes estructurales que hacía tiempo que dificultaban el buen comportamiento de la economía mundial.
El agotamiento de las bases del crecimiento de la época dorada
Los elementos que habían impulsado el crecimiento desde la posquerra a Europa y Japon habían agotado gran parte de su potencial.
El resultado fue una reducción del incremento de la productivida y una disminución de los beneficios. La productividad del capital era descendente en gran parte de los países avanzados. Las tasas de beneficio de los principales países capitalistas empezaron a caer en los años sesenta: la tasa más elevada la obtuvieron en 1960 el conjunto de los cuatro países europeos principales, en 1965 la obtuvo EEUU y la media de los países del G-7, y Japón en 1970. Las razones hay que buscarlas en el aumento de los costes de producción y en la disminución de los márgenes comerciales. El resultado fue la caída de las tasas de inversión y una disminución relativa del comercio exterior.
Los costes de producción habían crecido por el aumento de los salarios. Los salarios bajos, resultado de una oferta elástica de mano de obra y del recuerdo del desempleo en la época de la Depresión, experimentaron fuertes presiones al alza a finales de los años sesenta a causa de la lucha de los trabajadores para mantener y aumentar el poder adquisitivo.
Marglin y Schor cifran la caída de los márgenes del beneficio, en cerca de una cuarta parte, tanto en EEUU como en Europa y Japón, a causa de la disminución de la productividad de los factores, el aumento de la competencia y una relativa saturación del mercado. Resulta difícil vender y, si se logra, es a costa de márgenes de beneficio inferiores. La liberalizacion comercial y financiera y la caída de los costes de transporte comportaban un aumento muy fuerte de la competencia, con productos que alcanzaban precios muy inferiores porque procedían de países con salarios bakos.
Este conjunto de cambios provocaron un descenso de las inversiones en los países occidentales y la consiguiente reducción del ritmo de cremiento, tanto en la demanda como en la oferta agregadas.
1.2 Problemas del liderazgo estadounidense y fin del sistema de Bretton Woods
Las innovaciones logradas son escasas y la investigación civil las podrían haber obtenido a un coste mucho más bajo. El resultado era que, a pesar de que la balanza comercial de EEUU fue siempre positiva, su crecimiento nunca pudo equilibrar las fuertes salidas de capital privado y público.
En los años setenta, EEUU no generaba suficientes innovaciones. Su mercado se veía invadido por productos de importación más baratos como los automóviles o los electrodomésticos japoneses.
El 15 de agosto de 1971 el presidente de EEUU, Richard Nixon, anunciaba la suspensión de la convertibilidad en oro del dólar y, por lo tanto, el fin del sistema de Bretton Woods en la práctica. A partir de este momento, dejaría de existir un sistema monetario organizado. Las monedas flotan en los mercados internacionales y la relación entre ésas se basa en su cotización relativa, que mantiene su papel de moneda de referencia.
El abandono de la convertibilidad dio a EEUU una mayor capacidad de maniobra sobre su economía. Continuaba siendo la principal moneda de referencia y, sin la constricción de la convertibilidad, EEUU pudo monetizar tranquilamente su deuda, mediante la emisión de dólares. Una gran parte de ellos circulaba en el exterior del país, de modo que generaba inflación. La inflación se traducía en un desenfreno crediticio y en una caída de los salarios reales y de la demanda. Los intentos de establizar la producción con políticas de demanda agregada conducían a una espiral inflacionista de aumento de precios aumento de salarios.
El impacto del aumento del precio del petróleo y d eotros productos primarios tuvo un sector multiplicador.
El círculo vicioso: la estagflación
El aumento del precio del petróleo, además de la presión de los países árabes contra los aliados de Israel, tenía como finalidad recuperar el valor adquisitivo de las exportaciones, deteriorado por el descenso de las relaciones de intercambio entre los productos primarios y los productos manufacturados. El alza de precios de éstas y de la energía se trasmitió a los productos industriales, de modo que en 1978 hubo un segundo aumento del precio del petróleo.
El encarecimiento del petróleo aceleró la inflación en Europa y Japón, dos economías que dependían mucho de las importaciones de productos energéticos.
La crisis de los años setenta no fue una crisis de crecimiento sino una crisis de encarecimiento de la oferta y de la caída de la rentabilidad empresarial. La oferta se encarece debido a la superposición del incremento de los precios del petróleo y de las materias primas a los aumentos anteriores de los costes de producciñon, la disminución de la masa salarial real provocó la disminució de la demanda. El aumento de costes y la caída de la demanda y de los beneficios provocan la quiebra de muchas empresas y un incremento del desempleo. Se produce así un estancamiento económico, un aumento del desempleo e inflaci´n, es decir, estagflación.
1974-1984 el desempleo era en Europa más elevado que durante la depresión de los años treinta.
Otra consecuencia negativa del encarecimiento del petróleo fue la redistribución de la riqueza mundial a favor de países que, como los árabes, tenían una baja propensión al gasto, de modo que el aumento de su demanda exterior no compensó el descenso de la demanda interior en los países importadores.
La salida de la crisis se intenta manteniendo el instrumental keynesiano de la época dorada, es decir, la defensa de la demanda y del empleo mediante políticas de asistencia social para los trabajadores de crédito fácil para las empresas. El alza de los salarios para compensar el descenso de los salarios reales producía más inflación y menos competividad. En 1980 las altas tasas de inflación coexistieron con las tasas descendentes de crecimiento y de empleo. Las políticas keynesianas no lograban ni detener el aumento del desempleo, ni recuperar la demanda ni los beneficios empresariales.
Las respuestas ante la crisis
La recuperación a largo plazo depende especialmente de la difusión de nuevas innovaciones técnicas.
Cambios de política económica
Tras la segunda crisis de la energía (1978) las políticas económicas se centraron en la lucha contra la inflación a partir de restricciones de la oferta monetaria, aumento de los impuestos, restricción de las prestaciones sociales y desregularización de la economía.
En la segunda mitad de los ochenta se tomaron medidas de desregularización financiera y de reducción del impuesto sobre la renta, sustituido por impuestos indirectos. La finalidad era impulsar el ahorro para incentivar la inversión y la creación de puestos de trabajo. Se introdujeron politicas antimonopolísticas y de privatización de empresas públicas.
EEUU y Japón perimitieron la libre flotación de sus monedas; los países en vía de desarrollo intentaron mantener las cotizaciones mediante el control de capitales. El fracaso de esos intentos llevó la unificación monetaria y la creación del Banco Central Europeo (BCE) como gestor monetario único.
También se podría considerar que los criterios de convergencia eran una ayuda de la UE a los gobiernos de los diferentes países que podían así imponer medidas que los gobiernos cada país no podían imponer un elevado coste electoral.
Se impone tendencia a la liberalización y a la fluctuación monetaria. La flotación monetaria ha funcionado mucho mejor de lo que se esperaba. Las medidas fueron tanto de tipo monetario como de tipo fiscal.
Por regla general, lograron que la inflación disminuyera, además de controlar los déficits presupuestarios y de balanza de pagos.
En la europa occidental, los resultados son una mayor desigualdad social y un crecimiento escaso de la demanda, que hace que las empresas presenten una sobreproducción y un estancamiento de la inversión, altos índices de desempleo y una fuerte especulación bursátil.
El cambio de coyuntura económca ha comportado un aumento del empobrecimiento de los países del Tercer Mundo, afligidos por déficits de sus balanzas de pagos y en especial por la deuda contraída en la etapa anterior Estos países solo pueden aliviar su situación aceptando la ayuda del FMI, condicionada a políticas liberalizadoras y desreguladoras que implican graves dificultades para la mayoría de la población.
La crisis del estado de bienestar
La adopción de medidas monetaristas. Significaba abandonar los objetivos de pleno empleo y la pretensión de mantener la renta real de los trabajadores. Imponer medidas de flexibilidad laboral exigía el debilitamiento de los sindicatos, ya afectados por la disminución del número de afiliados a causa del desempleo y de la defección de parte de los trabjadores. Asociaciones patronales y los gobiernos acusaban a los sindicatos de ser causantes del aumento del desempleo en la medida de que solo se preocupan de los trabajadores en activo, dejando de lado a los desempleados El resultado fue un mercado de trabajo dual: protegido para los trabajadores existentes o que la empresa debe conservar y desregularizado para el resto. La regulación y las prestaciones sociales son mucho menos importantes en EEUU y en Japón y la trayectoria económica de estos países no ha sido muy diferente a la europea.
En Europa en especial en los sectores que continuaban siendo intensivos en trabajo se produjeron desplazamientos de la producción hacia países con menor regulación y unos costes salariales mas bajos: es el gran momento de crecimiento de los tigres asiáticos.
Innovaciones técnicas
Las mejoras tenían que proceder principalmente de la adopcióin de innovaciones técnicas. Éstas fueron importantes en dos campos:
1-El ahorro de energía, con la adopción de la maquinaria con más eficiencia energética, es decir, con una mejor relación entre ela energía utilizada y la energía obtenida. Ello ha permitido que el aumento del consumo de nergía posterior a 1973 sea muy inferior al aumento del PIB. El avance en este campo fue muy evidente en el sector del automóvil.
2-La disminución de los costes salariales, a través de la adopción de maquinaria y de procesos que ahorran trabajo, es decir, la sustitución del hombre por la máquina en muchos procesos.
El avance tecnológico más importante se ha dado en la computación y en las telecomunicaciones.
Estas innovaciones aún no han llogrado un aumento de la productividad lo suficientemente fuerte para generar una transformación profunda de la economía.
Un crecimiento sincopado y desigual
En los países occidentales, los años posteriores a 1973 son años de crecimiento. Durante los mismos años se ha producido por una parte la caida de los países comunistas y por otra parte el gran crecimiento de los nuevos paises industriales asiáticos. Para los países comunistas fue una una profunda recesión que acabó con el sistemma. A partir de 1998, las economías de planificación centralizada fueron prácticamente abandonadas y se inició un dificil retorno a la economia de mercado.
Los años setenta se caracterizan en los países industrializados por un crecimiento escaso, con unas tasas de crecimiento decreciente y por un fuerte aumento del desempleo y de los precios. La segunda crisis del petróleo (1978) consecuencia de la disminución de la oferta provocada por la revolución iraní aumento el precio del petróleo. A partir de 1981 las tasas de crecimiento del PIB son ascendentes mientras que la inflación cae rápidamente, aunque los índices de desempleo se mantienen altos y la recuperación no sería de larga duración.
En los años setenta en EEUU, el crecimiento del PIB per cápita y el británico eran los más bajos de todos los países industrializados, aunque la economía estadounidense hace un uso más intensivo del fctor trabajo, presenta una inflación menor, a partir de 1982 crece más que los otros países industrializados.
Japón experimentó despues de la crisis de 1973 un crecimiento por encima de los países occientales. Este crecimiento se debió al mantenimiento de unas elevadas tasas de inversión durante los años setenta y ochenta, pero la restricción de los mercados interior y exterior llevó una fuerte crisis de sobreproducción en los años 1989-1992.
El modelo japonés ha encontrado imitadores en el Extremo oriente: los países asiáticos de industrialización reciente (Singapur, Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur) estos países han pasado un proceso parecido a la ´poca dorada del capitalismo occidental.