Funciones de las Empresas
Actualmente, adquirimos bienes y servicios de multitud de empresas, sin reparar en que muchas de ellas tienen características totalmente diferentes entre sí. Por ejemplo, no tiene mucho que ver una pequeña panadería, propiedad de un panadero que trabaja en ella, con una gran multinacional. Y, a pesar de todo esto, a ambas las denominamos empresas. La forma en la que se organizan unas y otras y su funcionamiento interno son muy diferentes. En otras ocasiones, el tamaño de la empresa tampoco es la principal diferencia; así, nos encontramos sociedades anónimas, públicas o privadas, sociedades cooperativas, etc., ya que existe una gran variedad y diversidad entre todas ellas.
Hay una verdadera interacción entre empresas y sociedad. Las empresas no solamente tienen poder económico, sino que contribuyen a construir el modelo de sociedad. Así, todas ellas en su conjunto desarrollan una serie de funciones muy importantes, que nos ayudarán a entender mejor qué papel juegan en nuestra economía:
Funciones Principales de las Empresas
- Proporcionan los bienes y los servicios que la sociedad necesita para satisfacer sus necesidades, y lo hacen, como ya indicamos anteriormente, añadiendo valor a los bienes que adquieren. Esta es la función más evidente y que todos ya conocemos, pero, además, las empresas cumplen otra serie de funciones no menos importantes.
- Proporcionan rentas o ingresos a los propietarios de los factores de producción que estas emplean. Así, por ejemplo, en las empresas se pagan salarios a los trabajadores que han prestado sus servicios en ellas, y se pagan todas las materias primas y suministros que se han tenido que comprar para llevar a cabo su actividad. Finalmente, fruto de su actividad obtendrán beneficios, que se repartirán entre sus propietarios.
- Son las que promueven las innovaciones que posibilitan el progreso y el desarrollo económicos. Los mercados están inundados constantemente de multitud de nuevos productos e innovaciones que aparecen en el mercado, y que todos consumimos. Muchos de ellos tienen su origen en los departamentos de I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación) de las empresas.
- Proporcionan riqueza a nuestra sociedad. Las empresas están obligadas a pagar como impuestos un porcentaje de los beneficios que obtienen. Estos impuestos servirán para proporcionar o mejorar los servicios de la localidad en la que se han instalado.
Objetivos de las Empresas
Las empresas, como cualquier organización, cada cierto tiempo se plantean sus objetivos generales, que son las guías que les permitirán conducir sus acciones y esfuerzos, y asegurarse que van en la dirección adecuada. Los objetivos les sirven también para medir el grado en el que se han acercado a lo que pretendían. Entre los objetivos de las empresas distinguimos:
Tipos de Objetivos Empresariales
- Objetivos sociales. Perseguidos sobre todo por empresas públicas, como pueden ser la creación de empleo en una determinada zona, la formación adecuada del personal, etc.
- Objetivos éticos. Por ejemplo, el reconocimiento social de la empresa, o la mejora de la comunidad en la que desarrolla sus actividades, el respeto al medio ambiente, etc.
- Objetivos económicos. Parece obvio que estos suelen ser los más importantes; sin embargo, ¿qué se entiende por objetivos económicos? Podríamos decir que existen diferentes clases de objetivos económicos, como son:
- Obtener el máximo beneficio, como una relación entre los ingresos obtenidos y los costes necesarios para obtener dichos ingresos. Esta era la idea predominante hasta ahora. Con este objetivo no se perseguiría que los beneficios fueran cortos pero sostenibles, sino los mayores en el corto plazo. Sin embargo, actuar de esta manera descuidaría mucho las inversiones en la empresa, la renovación y la modernización de maquinaria y equipamiento, etc., comprometiendo el rendimiento futuro.
- Mejorar la rentabilidad. Mide la relación entre el beneficio obtenido y la inversión realizada (los fondos empleados).
- Lograr un mayor crecimiento de la empresa. Es decir, lograr un mayor grado de presencia en el mercado, acercándose más a su economía de escala.
- Mejorar la productividad, establecida como la relación entre lo producido y el coste necesario para llevar a cabo esta producción.
Cada empresa suele plantearse varios y priorizarlos. Lograr el máximo beneficio suele ser el principal, pero cada vez más empresas buscan la supervivencia en el mercado alargando su vida lo máximo posible.
La Determinación del Beneficio
El beneficio de una empresa es el resultado de comparar sus ingresos con la totalidad de sus costes o gastos. Podemos entonces representarlo mediante una simple ecuación:
Beneficio = Ingresos (I) – Costes totales (CT)
Los Ingresos
Los ingresos de las empresas provienen fundamentalmente del dinero que obtienen de los productos o servicios que venden en el mercado. Por tanto, estos son proporcionales tanto al precio de lo que se vende (P) como a la cantidad vendida (Q). Podemos calcular los ingresos de la siguiente manera:
Ingresos (I) = P x Q
Si la demanda del producto es elástica, ante una bajada del precio (P) en un porcentaje, generará un aumento en la cantidad demandada en un porcentaje superior, lo que supondrá un incremento de los ingresos.
Los Costes: Costes Fijos y Variables
Para producir, las empresas tienen que pagar por los factores productivos que utilizan, lo que incurre en costes de producción. Estos conviene clasificarlos adecuadamente para poder obtener alguna información valiosa para la empresa. La clasificación más común es la que diferencia los costes por su dependencia o no del nivel de producción de la empresa. Así distinguimos entre:
- Costes fijos (CF): Los costes fijos son aquellos que no aumentan ni disminuyen al incrementarse o reducirse la producción. Las empresas cuentan con una serie de costes fijos, tales como el arrendamiento de sus locales, los salarios de los trabajadores con contrato fijo, el importe que pagan por los seguros, algunos impuestos, el importe mínimo de la factura de electricidad, del teléfono, agua, etc. Estos costes se van a producir siempre, aunque la producción se detenga. La empresa tiene que afrontarlos independientemente de que fabrique mucha o poca cantidad de producto.
- Costes variables (CV): Los costes variables son aquellos que sí varían al modificarse la producción, como las materias primas incorporadas a la producción, la energía eléctrica o el agua consumidas por la maquinaria, etc. Estos costes variables son cero si la producción se detiene. El coste variable de una empresa será el resultado de multiplicar el coste variable de cada unidad producida, o coste variable unitario (CVu), por el número de unidades producidas (Q).
La Amortización
La diferencia entre coste y gasto es muy sutil. Un gasto supone siempre una salida de dinero. La empresa cuando hace un gasto debe pagar por un artículo o por un servicio. Comprar materias primas o pagar la factura del teléfono, pagar la comida a un comercial de la empresa, pagar los intereses de un préstamo, etc., son todos gastos para la empresa, porque tiene que pagar por ellos. Generalmente, los costes son gastos que están presentes en el producto fabricado, por ejemplo, las materias primas, los salarios de los trabajadores del taller, la electricidad consumida por las máquinas, etc. Para explicar el concepto de amortización debemos clasificar primero los elementos con que nos encontramos en una empresa, porque unos serán amortizables y otros no.
- El capital o activo fijo y el capital circulante:
- El capital o activo fijo está formado por todos los elementos que van a ser utilizados y van a permanecer en la empresa al menos un año. Es el conjunto de elementos que pueden ser utilizados para producir bienes y servicios en varias ocasiones, durante varios años. Por ejemplo, una máquina que produce tornillos, los edificios y las fábricas, los vehículos, etc.
- El capital circulante está formado por todos los elementos que van a ser utilizados y permanecerán en la empresa poco tiempo, menos de un año. Por ejemplo, la energía consumida por las máquinas, las materias primas utilizadas, etc.
El valor de capital fijo tiene una característica particular, y es que va perdiendo su valor por múltiples circunstancias.
El Capital Fijo y la Depreciación
Esta pérdida de valor que sufre se llama depreciación. Podemos distinguir tres tipos de depreciación dependiendo de las causas que la provocan: la depreciación física, la funcional y la económica.
- Depreciación física: La depreciación física es la pérdida de valor que sufre cualquier elemento del capital fijo por el simple paso del tiempo. Por ejemplo, un vehículo aunque no lo utilicemos y lo tengamos aparcado durante años en un garaje, va a ir deteriorándose por el paso del tiempo.
- Depreciación funcional: La depreciación funcional es la pérdida que se produce por el uso. Una máquina se depreciará más cuanto más se use. Piensa en la fotocopiadora de tu centro escolar, cuantas más copias haga, más se reducirá su valor.
- Depreciación económica: La depreciación económica, también llamada «obsolescencia», es la pérdida de valor originada por la aparición de nuevos productos que incorporan nuevos avances técnicos, o, en otros casos, por la influencia de la moda. Con la moda sucede lo mismo, unos productos cumplen perfectamente su función, pero al quedar pasados de moda pierden parte de su valor.
La depreciación se pone de manifiesto empleando un mecanismo que permite constatar su coste, y que se conoce como amortización.
Clases de Procesos Productivos
Existen multitud de procesos productivos muy diferentes entre sí; por eso, debemos clasificarlos atendiendo a diversos criterios.
Según el Proceso de Fabricación
Según el procedimiento de fabricación de los productos, clasificaremos la producción de una empresa de la manera siguiente:
- Producción manual. Es aquella en la que la producción se desarrolla sin la intervención de ninguna maquinaria, aunque los trabajadores puedan necesitar utilizar ciertas herramientas. Sería el caso de un pintor o de un ebanista que hace muebles a medida.
- Producción mecanizada. Es aquella que combina en la producción el trabajo de personas y de máquinas. Tenemos multitud de ejemplos, como un aserradero, un taller mecánico, cualquier trabajo agrícola que requiera tractores, cosechadoras, etc.
- Producción automatizada. Es aquella en la que intervienen solo máquinas. En algunas fábricas de gran tamaño hay áreas donde se aplican procesos totalmente automatizados, en los que la mano del hombre solo interviene para controlar los tiempos de funcionamiento y que todo marche correctamente. En algunas fábricas de automóviles, el área de pintura se desarrolla con autómatas programados. Se encargan de pintar según un programa establecido, sin que intervenga ningún operario.
Según las Características de los Bienes que Produce
El procedimiento de fabricación también se podría clasificar en función de las características de los bienes que se producen:
- Producción en serie. Es cuando todo lo que se genera responde a un mismo estándar de producción, se fabrica en lotes o series y todas las unidades producidas son iguales. Sería el caso de una fábrica de refrescos.
- Producción individualizada. Es cuando se fabrica producto a producto y cada uno de ellos tiene características propias. Por ejemplo, una tienda de cortinas se ajusta a las medidas y el tipo de tela que le encarga cada cliente.
Según el Destino de la Producción
El procedimiento de fabricación también se puede clasificar según el destino de la producción:
- Producción por encargo. Es aquella en la que la empresa solo inicia el proceso de producción cuando hay un encargo de algún cliente. Por ejemplo, una empresa constructora puede tener en su catálogo una serie de chalés adosados con características determinadas que se pueden construir en un terreno que tenga el cliente. Solo comenzará la construcción de uno de ellos cuando se produzca una venta.
- Producción para el mercado. Cuando se fabrica de una manera continua, sin que exista un pedido de un cliente. Los productos fabricados y no vendidos van a parar a un almacén de productos terminados. Por ejemplo, una fábrica de tornillos fabrica sus productos sin que previamente exista un encargo y todos ellos responden a las mismas características.
Según la Dimensión Temporal del Proceso Productivo
- Producción continua. La producción se realiza sin interrupción, las 24 horas del día.
- Producción intermitente. La producción no requiere continuidad y las interrupciones no plantean problemas técnicos ni de costes.