La economía mundial: principales tendencias
2.1. La globalización de la economía
El rasgo más sobresaliente de la economía mundial en las últimas décadas es el fenómeno de globalización (o mundialización) en que se halla inmersa desde mediados del siglo XX. El concepto de globalización hace referencia a la tendencia hacia la mayor integración e interdependencia entre los países y las regiones del mundo. Es un fenómeno que ha resultado alentado por la liberalización de los movimientos comerciales y financieros de carácter internacional, así como por los avances tecnológicos, que han reducido muy significativamente los costes de transporte y de las comunicaciones internacionales.
2.2. Las desigualdades de renta entre países
Otro rasgo característico de la economía mundial es la existencia de diferencias de renta muy significativas entre países y fuertemente persistentes en el tiempo. En 2010, la renta per cápita promedio mundial, medida con paridad de poder adquisitivo, fue de 11.000 dólares. Los países industrializados, cuya renta per cápita se situó en torno a los 37.00 dólares (cuadro 3). Las diferencias de renta entre las economías más ricas y las más pobres han tendido a aumentar de forma sistemática en el largo plazo (con la excepción de Asia Oriental).
2.3. Las principales economías del mundo: quién es quién en la economía mundial
Las cuatro grandes economías del mundo son Estados Unidos, la Unión Europea, China y Japón, las cuales en conjunto engloban en torno a tres quintas partes del PIB mundial. La única economía con un tamaño relativamente similar a la estadounidense es la correspondiente a la Unión Europea, con la salvedad de que ésta es, en realidad, una economía formada en la actualidad por 27 países. Las otras dos grandes economías del mundo correspondientes a países individuales son China y Japón. Se observa un crecimiento elevado y sostenido; el mantenimiento de la participación de Estados Unidos y la fuerte reducción del peso de otras economías avanzadas, muy en especial Japón y la zona euro, caracterizadas ambas por haber tenido, por lo general, un crecimiento no muy destacado en los últimos años.
3. La crisis financiera y económica mundial
3.1. Antecedentes: la bonanza económica mundial
Hasta la extensión generalizada de la crisis financiera y económica que afectó a buena parte de las economías del mundo a partir de 2007, la economía mundial venía atravesando una etapa de bonanza económica, caracterizada por un fuerte crecimiento económico global, que se extendía durante varias décadas. Desde una perspectiva más de corto plazo, el crecimiento mundial desde comienzos de la década del 2000 hasta 2007 presentaba promedios anuales en torno al 4%, situados por encima de su tendencia de décadas anteriores. Este fuerte crecimiento era alentado por una gran abundancia de liquidez financiera y por unos tipos de interés reales en niveles relativamente bajos.
3.2. La crisis financiera y económica internacional
La expansión global comenzó a perder impulso de forma muy significativa desde 2007 como consecuencia de la extensión a la economía real de los efectos de la crisis financiera originada en Estados Unidos en el verano de dicho año (y, en menor medida, como consecuencia del fuerte aumento del precio del petróleo y de otras materias primas). La crisis hipotecaria ocurrida en Estados Unidos se extendió con rapidez a los mercados financieros internacionales (gracias a la titulización de las denominadas hipotecas subprime y su posterior venta a inversores de otros países, lo que permitió su propagación a través de todo el sistema financiero internacional) originando una fuerte reducción de la liquidez financiera y dando lugar inicialmente a una crisis crediticia. Con posterioridad, la misma extendió sus efectos a la economía real de buena parte de los países del mundo. Como consecuencia de la crisis, la economía mundial pasó de experimentar un crecimiento muy robusto (5,1% en 2007) a una recesión global (con una caída del PIB mundial del 0,5% en 2009).
Durante 2010, la economía mundial inició una fuerte recuperación, con un crecimiento del PIB mundial del 5% (y previsiones por parte del Fondo Monetario Internacional de crecimientos parecidos en 2011 y 2012), si bien la misma se ha dado a distintas velocidades, siendo comparativamente menos intensa en las economías avanzadas y, en particular, en las europeas.
La brusca desaceleración de la economía mundial dio lugar a que los bancos centrales de todo el mundo disminuyeran agresivamente sus tipos de interés oficiales, en muchos casos hasta niveles cercanos a cero (gráfico 10). Aunque en circunstancias normales este recorte habría generado un potente estímulo sobre la actividad económica, las disfunciones del sistema financiero, con una fuerte contracción del crédito, redujeron muy significativamente su impacto, motivo por el que los principales bancos centrales decidieron adoptar medidas adicionales, de carácter muy poco convencional, centradas en la expansión cuantitativa de la oferta monetaria. Al mismo tiempo, se llevaron a cabo cuantiosos rescates bancarios en numerosos países con el fin de estabilizar el sistema financiero.