Tipos de Inversión
Clasificación según el tipo de activos
La inversión se clasifica en función del tipo de activos que financia o del tiempo de permanencia de los activos en la empresa.
A. Según el tipo de activos en los que se materializa:
Si clasificamos las inversiones según el tipo de activos que financian, podemos diferenciar dos grupos:
- Inversiones en activos reales o productivos: Engloban todos los elementos que sirven para producir y vender bienes y/o servicios. Estos activos pueden ser, a su vez, materiales e inmateriales.
- Activos materiales: Maquinaria, instalaciones técnicas, elementos de transporte (coches y camiones), herramientas, equipos informáticos, edificios, etc.
- Activos inmateriales: Patentes, marcas, conocimientos técnicos, concesiones administrativas, etc.
- Inversiones en activos financieros: Son derechos sobre otros activos. Por ejemplo, si la empresa adquiere acciones (títulos de propiedad) de otra, tendrá derecho a participar en el reparto de beneficios de esta última. Por lo tanto, las acciones que una empresa posee de otra forman parte de los activos financieros de la primera. La misma consideración tienen los bonos, los pagarés, las participaciones en fondos de inversión y los préstamos que otorga la empresa a cambio de un derecho de cobro (la devolución de lo prestado y los intereses).
Clasificación según el tiempo de permanencia
B. Según el tiempo de permanencia del activo en la empresa:
Si clasificamos las inversiones en función del tiempo que van a permanecer los activos en la empresa, también se diferencian dos grupos:
- Inversión en capital fijo o inmovilizado: Es la inversión permanente de la empresa e incluye el conjunto de elementos que produce bienes y servicios durante más de un ejercicio económico. Es decir, permanecen en la empresa durante más de un año. También forman parte del inmovilizado las inversiones financieras que realiza la empresa con objeto de permanencia. A su vez, estas inversiones se clasifican según la función que realizan en la empresa en:
- Inversiones de sustitución de los elementos que se han ido depreciando con el paso del tiempo o por su uso.
- Inversiones de modernización o reemplazo de los activos que se han depreciado debido a la obsolescencia por otros técnica o medioambientalmente más eficientes.
- Inversiones de ampliación o adquisición de mayor cantidad de activos para incrementar la capacidad de producción.
- Inversiones en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) de productos o procesos productivos que se materializan en un mayor valor de las patentes o de la producción final. Aquí se incluiría toda la inversión que realiza una empresa para posicionar una marca en el mercado.
La inversión en inmovilizado material e inmovilizado intangible se va incorporando paulatinamente al proceso productivo y se ve afectada por el tiempo, el uso o la obsolescencia. Esta depreciación se debe cuantificar para incorporarla como gasto de cada periodo. Cuando se agota su vida útil, estas inversiones deben estar totalmente amortizadas.
Inversión en capital corriente: Es la inversión a corto plazo y comprende el conjunto de elementos que se incorporan al proceso productivo de forma continua. El consumo del capital corriente también es un coste para la empresa. Sin embargo, esta necesita mantener existencias para asegurar su ciclo de producción, por lo tanto, debe reponer las que se han consumido. Por ello, necesita inmovilizar recursos financieros (se compran materias primas que se consumirán en el siguiente ejercicio económico). También la financiación que otorga la empresa a sus clientes (al no cobrar al contado las ventas realizadas) supone inmovilizar recursos financieros. Además, las empresas deben mantener un saldo mínimo de dinero disponible para hacer pagos (en el banco o en la caja de la empresa en forma de efectivo). Este saldo se conoce como tesorería de la empresa. Cuando la tesorería es excesiva, la empresa se puede plantear invertir a corto plazo en activos financieros que le den una rentabilidad mayor.Los Recursos Financieros
Clasificación de las fuentes financieras
Los recursos financieros que utilizan las empresas se pueden clasificar en función de tres criterios:
1. Según la propiedad de los fondos o titularidad:
- Los fondos propios están constituidos por los recursos que no tienen que ser devueltos porque pertenecen a la empresa. Son, por consiguiente, el patrimonio neto de la empresa. Estos fondos incluyen, por un lado, el capital aportado por los socios y, por otro, las reservas que ha generado la propia empresa.
- Los fondos ajenos (deudas) son aquellos que han sido prestados a la empresa por terceros que, por lo tanto, han de devolverse. Estos tienen un plazo de vencimiento. Atendiendo a dicho plazo, las deudas pueden ser de pasivo no corriente, es decir, deudas cuyo plazo de vencimiento es superior al año; o de pasivo corriente, si el plazo de vencimiento de las deudas es inferior al año.
2. Según la permanencia o duración en la empresa:
- Los capitales permanentes son los que persisten en la empresa a largo plazo. Es decir, el patrimonio neto (que no tiene vencimiento) y las deudas a largo plazo (cuyo vencimiento es, al menos, superior al año).
- Las deudas a corto plazo son los recursos financieros que tienen que ser devueltos a sus propietarios antes de que transcurra un año.
3. Según la procedencia u origen de los fondos:
- La financiación interna o autofinanciación está formada por todos los fondos que la empresa ha generado por sí misma. La autofinanciación puede ser de enriquecimiento, que son las reservas o los beneficios retenidos que aumentan el patrimonio neto de la empresa y, por lo tanto, la riqueza de sus propietarios; o de mantenimiento, que son las amortizaciones y provisiones que evitan la descapitalización de la empresa.
- La financiación externa está constituida por los fondos que han sido generados por terceros. Por ejemplo, el capital aportado por los socios es financiación externa, aunque no es una deuda y no tiene que devolverse. Por consiguiente, es una fuente de financiación propia y externa.
La Ampliación del Capital Social
El capital social es el resultado del número de acciones que tiene la empresa por el valor nominal de una de ellas. Para ampliar capital social, las empresas ponen a la venta acciones nuevas: cada una de ellas se vende a un valor de emisión (VE). Por lo tanto, los fondos que capta la empresa de los ahorradores (y en lo que aumenta su patrimonio neto) es el resultado de multiplicar el valor de emisión por el número de nuevas acciones que emite.
Δ Patrimonio neto = Acciones nuevas x VE
- Emisiones a la par: El valor de emisión es idéntico al nominal:
VE = VN
- Emisiones sobre la par: El valor de emisión es mayor que el nominal:
VE > VN
. La diferencia entre el valor de emisión y el valor nominal es la prima de emisión por acción (PEacción):PEacción = VE - VN
. Cuanto mayor es la prima de emisión por acción, mayor es el valor de emisión de las nuevas acciones, y mayor es el aumento en el patrimonio neto de la empresa.
A la dirección de la empresa le interesa que el valor de emisión sea lo más elevado posible. Sin embargo, cuanto más alto es el valor de emisión, más difícil será para la empresa vender las nuevas acciones porque la demanda se reduce.
Como uno de los requisitos para la constitución de una sociedad anónima es la suscripción del 100% del capital social, si no se suscribe el número suficiente de acciones, la ampliación fracasa, lo cual deteriora la imagen de la empresa. Es por ello que cuando una empresa quiere incrementar sus posibilidades de éxito en una ampliación de capital, el valor de emisión deberá ser el mínimo posible, es decir, el valor nominal. O lo que es lo mismo, debe hacer una ampliación a la par. Las emisiones de acciones bajo la par están prohibidas en la legislación europea.
El número de nuevas acciones que emite la empresa, o tamaño de la ampliación, se expresa en función de las antiguas. Así, una ampliación de capital significa que la empresa emite una acción nueva por cada dos antiguas. Para analizar los efectos de la ampliación en los antiguos accionistas, hay que comprender que estos poseen por cada acción lo que aportaron al capital (valor nominal) y los beneficios que ha tenido la empresa. Este es el valor teórico por acción. Si los nuevos accionistas no aportan a la empresa un valor de emisión como el teórico que tenía antes de la ampliación, el valor teórico de esta será menor. Es el efecto dilución económico de la participación de los socios.
El Derecho Preferente de Suscripción
En una ampliación, el valor teórico de la acción se reduce como consecuencia de que el patrimonio neto crece menos de lo que aumenta el número de acciones. Es decir, el valor que teóricamente recibiría un accionista si se disolviese la sociedad es menor después de la ampliación. Ningún accionista aprobaría una ampliación que le empobreciera, salvo que se le compensara. Por este motivo, a los antiguos accionistas se les otorga el derecho preferente de suscripción (DPS). Este derecho se recoge en un título negociable de forma independiente: los antiguos accionistas reciben un derecho de suscripción por cada acción antigua que poseen en el momento de iniciarse la ampliación y cuyo valor permite la compensación producida por la dilución en el valor de las antiguas acciones.
El antiguo accionista tiene derecho preferente de suscripción en las ampliaciones de capital social en la parte que le corresponda, de forma que pueda seguir participando en el capital social nuevo en la misma proporción que lo hacía en el antiguo. En función del tamaño de la ampliación, se necesitan más o menos DPS para suscribir una acción nueva. Para calcular cuántos son necesarios, se realiza la siguiente operación:
DPS = Acciones antiguas / Acciones nuevas
A. El antiguo accionista tiene un derecho preferente de suscripción, lo cual no significa que tenga obligación de ejercerlo. De hecho, puede plantearse dos opciones:
- El accionista ejerce su derecho y acude a la ampliación: Podrá suscribir todas las acciones nuevas que le correspondan. En función de las acciones antiguas que posea y de la proporción de la ampliación, se fijará el número de acciones nuevas que podrá solicitar y el número de derechos de suscripción que tendrá que entregar. El precio a pagar por cada acción nueva lo establecerá previamente la empresa (precio de emisión).
- El accionista no desea acudir a la ampliación: En este caso, puede vender sus DPS. Con la venta recupera el valor teórico que pierden sus acciones. Por consiguiente, el valor teórico del DPS es la diferencia entre lo que valían las acciones antes de la ampliación (AA) y lo que valen después de la ampliación (DA).
Valor teórico DPS = VTco(AA) - VTco(DA)
Si un inversor quiere comprar acciones nuevas en una ampliación y no tiene los DPS porque no es un antiguo accionista, tiene que comprar primero los DPS para poder comprar, posteriormente, las nuevas acciones a las que tiene derecho.